O corpo tem sido estudado a partir de diferentes disciplinas do
conhecimento científico: a biologia, a psicologia e as ciências sociais,
especialmente a sociologia. Para tentar entender o corpo, sob o prisma da
sociologia, devemos abordá-lo de duas maneiras: produto de um longo processo
evolutivo e de expressão de uma cultura particular, concreta, devendo superar
um importante "obstáculo" que
envolve grande familiaridade com ele, definida a partir do nascimento do mesmo.
Los cuerpos, en la sociedad capitalista, son el
producto de una intensa y conflictiva construcción social que intenta,
constantemente y de múltiples maneras, producir cuerpos dóciles, obedientes,
derrotados, útiles, para lo cual se imponen socialmente sanciones y castigos a
todos aquellos que pretendan recuperar su cuerpo y la energía que él encierra.
Energía que, puede y debe, ser transformada en fuerza de trabajo, por lo tanto,
reproducir un cuerpo socialmente, es reproducirlo de modo tal que sus
relaciones estén atravesadas por las relaciones sociales culturalmente
dominantes, esto es, relaciones de carácter capitalista. Por eso aquello que se
llega a establecer como “lo normal” en cierto conjunto de relaciones sociales
históricas es un largo y dificultoso proceso de construcción, de naturalización,
de normalización. El cuerpo, entonces, es una producción social, y el resultado
esperado y previsible de una construcción social que puede ser dirigida,
conducida, administrada.
El cuerpo es el territorio de las luchas sociales por
excelencia y donde los malestares y tensiones encuentran un espacio de
expresión, producto de múltiples luchas.
Para ser claros, es el cuerpo el territorio primero y
por excelencia del enfrentamiento entre las clases y lo que esta en juego es la
fuerza y energía de esos cuerpos.
Podemos comprender, entonces, el orden social como el
resultado de una confrontación permanente por la apropiación capitalista de la
energía corporal que potencialmente encierra todo cuerpo, pudiendo observarse
en ellos, los cuerpos, la violencia que produce la construcción y destrucción
de relaciones sociales.
Lo interesante y “tremendamente original” para
analizar, es con que fuerza social se cuenta para desplazar ciertas relaciones
sociales del propio cuerpo y cual es la posibilidad de establecer “otras”
relaciones sociales basadas en la cooperación y la solidaridad.
En esta perspectiva entendemos el poder como expresión
de una “relación social entre los cuerpos”, haciendo posible el establecimiento
de ciertas relaciones sociales y no de “otras” también posibles de
establecerse. Por lo tanto podemos concluir que el cuerpo es el “objeto
privilegiado” para y en el ejercicio del poder. El cuerpo es “el territorio del
poder”.
El poder intenta permanentemente instalar, como si
fuera un hecho biológico, un comportamiento corporal socialmente “previsible,
normal y adecuado”, proceso este, que implica expropiar la voluntad de cada
quien de recuperar el poder sobre su propio cuerpo, expropiarle la voluntad y
convicción de luchar por mejorar sus condiciones de vida.
En los últimos tres siglos, se han ido imponiendo,
conflictiva y contradictoriamente, relaciones sociales de carácter capitalista
y constantemente se confronta para que esas relaciones perduren en el tiempo;
cualquier intento de construir “otro” tipo de relaciones en base a la
solidaridad, la cooperación y la autonomía el sistema se encarga de cercenar la
posibilidad de su crecimiento intentando obtener “obediencia anticipada” al
ejercicio del castigo. Es preciso que no perdamos de vista, todos aquellos que
militamos por el cambio social, cual es la articulación entre los procesos de
constitución corporal a los de formación de poder social.
11-06-12.
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