Ex-combatente marcham com milhares contra as guerras da OTAN-Estados
Unidos
"Vou devolver esta medalha hoje pelos 33 mil
civis que têm sido assassinados no Afeganistão e que não terão um monumento
construído em sua memória”. Brock
McIntosh, Guarda Nacional do Exército estadunidense no Afeganistão.
"Vou devolver minhas medalhas pelas crianças
do Iraque e Afeganistão. Que nos perdoem pelo que lhes temos feito”. Steve
Acheson, ex-combatente da guerra do Exército estadunidense no Iraque.
El 20 de mayo, más de 40 ex combatientes, hombres y
mujeres, de distintas nacionalidades. De distintas ramas de las fuerzas
armadas, le hicieron una dramática declaración al mundo.
Con valor, los ex combatientes de la llamada “guerra
contra el terror” se quitaron sus medallas y denunciaron lo que representan:
“Medallas de Servicio de la Guerra Global Contra el Terror”, “Medallas de la
Operación Libertad Iraquí”, “Medallas de Defensa Nacional”, “Medallas de Buena
Conducta”, “Medallas Expedicionarias”. Hablaron desde el corazón sobre por qué
rechazaban estas “fichas baratas”, que les fueron obsequiadas, según un ex
combatiente, “a fin de llenar un vacío donde solía estar nuestra conciencia” y
repudiaban lo que le habían hecho al pueblo de Irak y Afganistán. Hablaron de
las y los niños. De las mujeres. De los inocentes. De la destrucción. Del
dolor. Del luto. Del sufrimiento. De las mentiras. En un mensaje que hora hay
que difundir, estos ex combatientes arrojaron sus medallas hacia el lugar donde
los dirigentes de la OTAN, la alianza militar al mando de Estados Unidos, que
se reunían y fraguaban sus siguientes movidas sanguinarias.
Su acción, organizada por el grupo Veteranos de Irak
Contra la Guerra (IVAW), terminó en una animada marcha de más de cinco mil
personas (Ocupantes, activistas contra la guerra, estudiantes y muchos más)
provenientes de todo el país, quienes fueron a Chicago con el motivo de
protestar contra la cumbre de la OTAN del 21 al 22 de mayo, su guerra en marcha
en Afganistán y sus agresiones militares por todo el mundo. Unidas a los
excombatientes en la dirección de la marcha y mitin, bajo el lema “Honrar a los
muertos, curar las heridas, parar las guerras”, participaron las mujeres de
Afganis por la Paz, en representación del pueblo afgani, las víctimas de la
invasión y ocupación de la OTAN y Estados Unidos.
Ésta fue una acción poderosa e importante. Estos ex
combatientes de las guerras de Afganistán e Irak han experimentado directamente
y participado en los horrores y crímenes que viene cometiendo Estados Unidos
por todo el mundo. Para reconocer y unirse para desenmascarar las doloras
verdades de lo que habían visto y hecho y de lo que había sido parte tuvieron
que reflexionar con enorme profundidad y enorme valor, en contraposición
directa al imperio de matanza al que anteriormente sirvieron.
Lo que hicieron estos hombres y mujeres ese día fue un
llamamiento a otros ex combatientes y personal militar y también a todas las
personas que están en Estados Unidos y además a millones por todo el mundo.
Despiértense. Reúnan el valor para reconocer la verdad: sus gobernantes están
cometiendo horrorosas atrocidades y monumentales crímenes por todo el mundo.
Los están encubriendo con descaradas mentiras. Están haciendo todo eso en
nuestro nombre, alistándonos para llevarlo a cabo. ¡Piensen en los pueblos del
mundo! ¡No sigan la corriente! ¡Alcen la voz!
Aunada a la importancia de esta acción fue la unidad
manifestada entre los ex combatientes y aquellos que por su adiestramiento,
había aprendido a tratar como “el enemigo”. Suraia Sahar, de Afganis por la
Paz, le dijo a Democracy Now!: “ésta es la primera vez que un movimiento por la
paz encabezado por afganis esté trabajando lado a lado con un movimiento por la
paz encabezado por ex combatientes. Además, de esta forma, esto es cómo… éste
es el comienzo de algo nuevo, algo mejor”.
¿Cómo cubrieron esta acción los medios de comunicación
en esta autoproclamada tierra de la democracia y de la libertad de palabra? En
gran parte, con el silencio; o sea, la censura. Estos porritas de las fuerzas
armadas empapadas de sangre de Estados Unidos y sus guerras de rapiña no iban a
permitir que los ex combatientes, a los que alegan honrar y apreciar, hiciera
reventar su narrativa post 11 de septiembre de 2001 (la que presenta a Estados
Unidos como la “víctima” y los “buenos” en una lucha contra el “terror”) con
duras verdades desde las líneas del frente, sobre todo no en un momento en que
su imperio está ante problemas formidables y peligrosas aguas por venir.
Rechazando los elogios de una guerra injusta
La acción de los ex combatientes en Chicago se inspiró
conscientemente en la protesta “Dewey Canyon III” de 1971 contra la guerra de
Vietnam organizada por los veteranos de Vietnam Contra la Guerra, la que trajo
a cientos de ex combatientes a Washington, D.C., para arrojar sus medallas
sobre las escalinatas del Congreso. (Vea una historia de Dewey Canyon III en
vvawai.org/archive/sw/sw31/pgs_35-44/dewey_canyon.html.)
En Chicago, Alejandro Villatoro, un ex combatiente del
ejército le dijo al público: “En ningún otro lugar escucharán a tantas personas
que combatieron en estas guerras hablar de su trayectoria desde combatir en una
guerra hasta exigir la paz”. Y: “Algunos de nosotros matamos a inocentes.
Algunos ayudamos a continuar estas guerras desde aquí. Algunos presenciamos la
muerte de nuestros amigos. Algunos no estamos aquí porque nosotros nos tomamos
la vida propia. No recibimos los cuidados que el gobierno nos prometió. Todos
nosotros vimos las políticas fallidas convertirse en el derramamiento de
sangre. Escúchenos, óiganos y piense: ¿valía la pena?… Nosotros les
arrancaremos esa máscara. Escúchenos”.
Luego ex combatiente tras ex combatiente se subieron
al podio para contar sus historias, testimonios personales conmovedores sobre
por qué participaron en la marcha y por qué arrojaban sus medallas. Había un
sentido de que estos ex combatientes estaban recobrando su humanidad y forjando
una nueva moral en el curso de reconocer las verdades dolorosas, ponerse en
pie, denunciar y negarse a callarse. Un ex combatiente dijo: “Les robé la
humanidad a los iraquíes y perdí la mía”. Otro habló de que ahora puede “vivir
según mi conciencia y no estar presa de ella”. Otros comentarios se refirieron
a la importancia de la integridad, de aprender de nuestros errores y de unirse.
Siete meses después de resultar gravemente lesionado cuando la policía atacó a
Ocupar Oakland, el ex combatiente de Irak, Scott Olsen, arrojó sus medallas,
siendo su presencia un ejemplo de valor y certeza moral.
Una piedra angular del testimonio era reconocer el
impacto que las guerras de Estados Unidos tenían sobre los pueblos de Irak,
Afganistán y otros países en la región. El ex combatiente de la guerra de Irak
Scott Kimball dijo: “Estoy devolviendo estas medallas por el pueblo de
Pakistán, Irak, Palestina y todas las víctimas de la ocupación en todo el
mundo”. Steven Lunn, un ex combatiente de Irak declaró: “Esta medalla la dedico
a los niños de Irak que perdieron a sus padres y madres”. Greg Broseus dijo:
“Estoy presente para devolver mis medallas porque no puedo estar en solidaridad
y en paz con mis hermanos y hermanas en Irak y Afganistán mientras yo las tenga
puestas”. Un ex combatiente de los marines que participó en las invasiones de
Irak y Afganistán, dijo simplemente: “Me disculpo ante el pueblo iraquí y
afgani por destruir sus países”.
Miembros de Afganis por la Paz agregaron sus propias
denuncias contundentes. Samira Sayed-Rahman dijo: “…El pueblo afgani ya ha
soportado lo suficiente. Están hartos y asqueados de ser seres sin rostro, sin
nombre, hartos y asqueados del tratamiento como daño colateral, hartos y
asqueados de los 11 largos años de esta guerra sin fin a la vista. No queremos
a otro Abdullah a quien le cercenaron
los dedos y los blandieron como trofeos de guerra, no queremos a otra Fatima
quien se tiene el rostro quemado por ácido por tratar de obtener una educación,
no queremos que otra Najeeb y toda su familia mueran a causa de un ataque de un
avión no tripulado, no queremos que abandonen a su suerte a otra Zainab, una
pequeña de cinco años de edad, mientras soldados violan a su madre y metían el
cañón de sus fusiles en la boca de su padre, no queremos que las bombas de la
OTAN reduzca nuestro país a cenizas una y otra vez…”.
(afghansforpeace.org/archives/2646)
“Es necesario detener esta guerra”
Hace poco, Revolución habló con dos ex combatientes
que arrojaron sus medallas ese día, sobre la manera en que se había cuajado ese
momento, lo que significó para ellos y otros ex combatientes y su impacto en
general.
El ex combatiente del ejercito Raymond Knaeble nos
dijo: “Fue un momento especial. Trajo esperanzas para todos los ex combatientes
y aquellos que están en servicio activo para crear conciencia de que la guerra
es una ocupación ilegal. No se trata de la paz sino de la violencia contra la
paz, una guerra de agresión y la tortura. Fue algo muy personal, yo estaba
orgulloso de haber ganado esas medallas pero todo eso estaba basado en
mentiras, no en la verdad. No se trataba de llevar la libertad al pueblo sino
de matar a inocentes. No estaba en Afganistán pero estoy en solidaridad con
todo el pueblo de Irak, Afganistán y Pakistán.
“Muchos de nosotros nos echamos a llorar, fue un
momento tal”, agregó. “No podemos cambiar el pasado pero queremos que otras
personas sepan que es necesario detener esta guerra. Tenemos que librar una
guerra aquí mismo a fin de llevar a estos políticos a la justicia, éstos son
criminales de guerra. Muchos ex combatientes estaban en Irak y Afganistán por
lo que vieron todo eso a primera mano. Las fuerzas armadas les mienten a los
soldados y nos dan medicamentos, que pueden ser peores que las drogas de la
calle, y nos dicen que matemos a cualquiera que vean. Muchísimos soldados se
han suicidado porque tenemos una conciencia. Los soldados quieren volver a
casa. Preguntan, ¿Por qué estamos aquí?”
John Anderson, de los marines, que fue apostado en
Irak dos veces, 2007-2009, y que arrojó sus medallas de la “Guerra global
Contra el Terror” y de la “Campaña de Irak”, dijo: “Uno se pierde a sí mismo en
el ejército. Así que yo me recuperaba mi propia persona. Representó una
liberación emocional poderosa cuando vi mis medallas volando hacia la OTAN.
Alcancé un mayor sentido de paz dentro de mí. Tuvo un efecto profundo. Cuando
salimos del escenario, todos caminamos a un parque. Cada uno se mantuvo en sí
por 10-15 minutos, solamente procesando”.
“Muchos ex combatientes que no están tan conscientes
políticamente tienen un sentido o una actitud de que, tal como mi compañero en
Tennessee, no quiero pensar en las consecuencias de lo que hicimos. Reconocen
que no estaba bien, pero les cuesta arreglárselas con ello. Mis hombres me ven
y sienten un sentido de validación y empoderamiento”. Anderson dijo que la gran
mayoría, la abrumadora mayoría de las respuestas que ha recibido han sido
positivas. Un ex combatiente de los marines en la escuela a que asiste dijo que
la acción del 5 de mayo estuvo “muy genial”.
* * * * *
Todas las citas de ex
combatientes, salvo los entrevistados por Revolución, son de videos y
trascripciones de Democracy Now! tomados en la acción del 20 de mayo: “Memorial Day Special: U.S. Veterans of Iraq and
Afghanistan Return War Medals at NATO Summit”, 28 de mayo de 2012.
Vea también: “IVAW and Afghans for Peace Lead Historic March on
NATO: Veterans Hurl Global War on Terror Medals towards NATO Summit As
Thousands Cheer”, José Vásquez, 23 de
mayo de 2012, en el portal de Iraq Veterans Against the War, ivaw.org.
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