El sistema electoral es una estafa. Las elecciones
están hechas para engañarnos para pensar que podemos decidir sobre nuestra
propia vida, cuando en la supuesta “democracia” es el dinero de los capitalistas
lo que decide quién gana. El Estado es un instrumento de fuerza para imponer
los intereses de la clase dominante, y el gobierno es su comité ejecutivo, sus
simples gerentes. Ya sea con “jugadas sucias”, o mediante la compra de votos,
los partidos patronales (PRI-PAN-PRD-MORENA-PVEM-PANAL) se aseguran de obtener
el “voto popular”. El sistema está hecho para actuar en contra de los intereses
de los trabajadores y a favor de los patrones. Por eso no damos apoyo político
a ninguno de los partidos capitalistas en competencia, y buscamos organizarnos
con quienes busquen luchar por una sociedad en donde no se reproduzcan
relaciones piramidales de poder ni de liderazgo, y donde se promueva el
autogobierno de las y los trabajadores, actuando por el bienestar de todos los
oprimidos. Ahora que la mayor parte de la “izquierda” se compromete a AMLO,
abandonando sus críticas, los revolucionarios debemos actuar contra la
corriente. Llamamos a los trabajadores a romper las ataduras que encadenan a
los sindicatos “independientes” al frente popular de colaboración de clases en
torno a AMLO, y a movilizarse en la construcción de la organización
revolucionaria de los trabajadores, independiente de todos los partidos y
políticos burgueses. Sabemos, que el PAN y el PRI son partidos que se han
dedicado al saqueo y venta del país, y que sus dirigentes son unos criminales,
unos rateros y asesinos. Pero señalamos también que el AMLO se rodea de la
misma gente, y que es un “centroizquierdista” tibio, un político populista que
usa una retórica tímidamente nacionalista (y ahora “amorosa”) mientras
obedientemente refuerza los intereses de los capitalistas. Aunque muchos de los
que lo apoyan se oponen al “neoliberalismo” y a la “globalización” (a políticas
económicas propias del capitalismo, y no al sistema en sí), el que sería su
secretario de economía, Rogelio Ramírez, informó que AMLO impulsaría el
“neoliberalismo social”, al igual que el expresidente priísta Carlos Salinas.
AMLO ya señaló en sus múltiples reuniones con los capitalistas que va a
continuar el mismo modelo de explotación que les beneficia, pero supuestamente
“sin corrupción”, lo cual es absolutamente insuficiente para acabar con las
políticas hambreadoras dictadas por el FMI, el Banco Mundial y el imperialismo.
Debemos dejar atrás toda ilusión en un mesías electorero, y en que el sistema
productor de una crisis mundial cada vez más profunda, el capitalismo, pueda
reformarse. El capitalismo es inherentemente explotador y opresivo, en México
se caracteriza por la militarización, el estado narcopoliciaco, la represión a
luchadores sociales, a los indígenas y transgéneros; la criminalización de la
protesta, los feminicidios, el ataque a las conquistas laborales, a la
educación, y a la seguridad social; la creciente intrusión de la iglesia en el
estado, la injerencia imperialista en materia económica, política y de
seguridad, y la profundización de la miseria y el hambre. Esto vuelve más
urgente el organizarnos para crear una nueva sociedad basada en la justa
distribución de la riqueza, en la equidad y en la protección del medio
ambiente. Lo que urge no es instalar otro político burgués más “popular”, sino
terminar con el capitalismo y crear una nueva sociedad. Debemos oponernos a la
represión con la formación de comités de defensa obrera y la preparación de una
huelga nacional contra la actual dictadura capitalista y su gobierno asesino,
que se disfraza de democracia. En el Comité Internacionalista Revolucionario
llamamos a no votar por ningún partido o candidato. Nuestro propósito no es
maquillar la democracia burguesa con una nueva constitución o asamblea
constituyente, sino derrocar el dominio capitalista y establecer un gobierno de
los trabajadores en México e internacionalmente. ¡Ningún voto a los partidos de
la patronal! ¡Organicémonos por la independencia política de la clase
trabajadora! ¡Formar Comités de defensa obrera!
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