Entradilla tomada de La Trinchera Obrera |
Título original: Sobre Las Nuevas Colonias Imperiales
Por Jandey Marcel Solviyerte
La guerra es la paz.
La libertad es la esclavitud.
La ignorancia es la fuerza.
1984, George Orwell.
Corría el año de 1948 cuando Eric Arthur Blair,
verdadero nombre de Orwell, escribía, no solo una novela de carácter ficticio,
sino además un anagrama temporal, en el cual, trasladando de una época a otra
(1948 a 1984) a la sociedad occidental de la posguerra, proyectó lo que para
ese futuro estaría sucediendo en las relaciones humanas. Un futuro que jamás
vio desarrollarse puesto que murió en 1950 y al cual ahora asistimos, casi de
manera idéntica a como el autor indio lo había descrito y, aún más, profetizado:
una profecía macabra que se cumple en nuestro tiempo de manera descarnada.
La fantástica visión de Eric Arthur Blair, aun siendo
del orden de la novela futurista, no vino única y exclusivamente de su mente
brillante. Como buen observador hubo aprendido del duro tiempo que él y gran
parte de la humanidad había vivido: la segunda guerra mundial. Ya en el 48
existía la OTAN, y las alianzas entre los países del Atlántico Norte no se
hacían para combatir a la Alemania nazi, sino que se centraban en contener el
auge y la expansión del bloque socialista.
Para Orwell, quien hubiera preferido que lo llamásemos
de esta manera, la política de ese futuro que él vislumbraba era dominada por
una sola entidad, concebida ésta como el Gran Hermano. Muchos han sido los
autores que han tomado de aquí la explicación a iguales momentos en los cuales
la ambición imperial y capitalista ha puesto al mundo en situaciones que nos
muestran que la idea de un mundo multipolar y variopinto, pugna con la visión
hegemónica y unidimensional de la globalización del imperio. "El Gran
Hermano te vigila", escribía Orwell; el imperio estadounidense te espía,
dice Snowden.
Ahora bien. Luego de nombrar al último personaje,
cabría entonces preguntarse si este joven, menor de treinta años, quien trabajó
hasta hace poco para la CIA, es una especie de Winston Smith, una falla en el
sistema de espionaje y dominación norteamericano, que ahora tiende a
convertirse en el chivo expiatorio de Estados Unidos, quizá a esta hora asilado
en algún país suramericano, o si por el contrario es un doble agente que sirve
de motivo para intervenir, ya de manera directa, en las decisiones soberanas
que los países progresistas de América Latina toman por razones humanitarias.
Acaso son descabelladas las preguntas, como lo fue para muchos la concepción de
un gran ente que regentara cada acto humano en la novela de Orwell.
Edward Snowden, siguiendo la línea de Julian Assange y
Wikeleaks, reveló al mundo parte de los actos de espionaje que Estados Unidos,
a través de su agencia internacional de seguridad, realiza en todo el planeta,
principalmente con a los gobiernos europeos, lo que desencadena una crisis
política, y de seguridad, éste último componente bastante primordial para los
intereses estadounidenses, que viene ahora a desbordar en el ataque frontal
contra la soberanía de un país como lo es Bolivia, de carácter plurinacional y
de un amplio reconocimiento democrático, reteniendo por más de 13 horas el
avión presidencial con métodos de hecho el pasado 2 de julio de 2013, cuando
regresaba a Suramérica el presidente Evo Morales de una reunión bilateral con
su homónimo de Rusia Vladimir Putin, impidiendo el sobrevuelo por espacio aéreo
de países como Francia, Italia, Portugal y España; el cual ya había sido
tramitado por Bolivia con anterioridad y que a última hora le fue denegado,
comprometiendo de esta manera no solo la soberanía y el derecho de un
gobernante a atravesar el planeta bajo las medidas del derecho internacional,
sino que además puso en riesgo la vida del presidente y de los demás
tripulantes de la aeronave presidencial.
Sin vergüenza alguna, y en la perspectiva de
considerar que en el avión de Morales viajaba el ex agente de la CIA Edward
Snowden, Estados Unidos por medio de su agencia internacional de seguridad, la
cual justamente nació por los tiempos en que Orwell escribía su novela
magistral, intentaba allanar en vano el avión de la Fuerza Aérea Boliviana, FAB
001, a través de la embajada de España en Austria, violando de esta manera
todos los tratados internacionales y corroborando la frase que a diario veía
Winston Smith a donde fuere: "El gran Hermano te vigila". Lo que no
esperaban los súper inteligentes agentes de la CIA y sus aliados, era la
reconocida malicia indígena de los latinoamericanos: el presidente Evo con su
comitiva pidió permiso a Austria para aterrizar de emergencia en Viena con el
fin de aprovisionarse de combustible, entre otros requerimientos de tipo
técnico de la aeronave, a la par que esperaban, en una ciudad donde se han
firmado importantes tratados de carácter internacional, el levantamiento de la
prohibición por parte de los países involucrados.
El descontento y el rechazo se han hecho generalizados
en el continente latinoamericano y también en otras regiones del orbe. Estados
Unidos se ha desenmascarado ante la opinión internacional. Ni siquiera en
tiempos de guerra le es prohibido a una aeronave presidencial sobrevolar
espacio aéreo de cualquier país que se llame democrático. Quedan siendo, de
manera evidente, las nuevas colonias del decadente imperio norteamericano
países como España, Portugal e Italia, duramente golpeados por la crisis
económica y cuyos gobiernos de derecha no han podido dar soluciones reales a
los ciudadanos de sus respectivas naciones.
Queda muy mal Francia, a la cabeza del presidente
Francois Hollande, quien funge de ser socialista, y queda el precedente de que,
aun y con todas las luchas que a lo extenso del planeta se realizan, la
ambición del Gran Hermano, que todo lo vigila, no tiene límites ni fronteras,
lo que permite aseverar que ni siquiera bajo las nuevas formas democráticas de
gobierno, Estados Unidos y sus aliados van a permitir que se les escapen las
riquezas de tipo natural abundantes en los países del sur. Los llamados
gobiernos progresistas deben estar alertas y aprovechar el momento para
radicalizar sus posturas y proponer cambios de mayor envergadura, en un momento
en el que el destartalado mundo democrático se viene a pique.
La democracia nació en Grecia, país que hoy día se
halla en una completa crisis, política, económica, de soberanía. La democracia,
en la antigua Grecia, solo era posible con el mantenimiento de la esclavitud de
los ilotas. La democracia, en la Grecia actual, solo es posible manteniendo
oprimida a la población griega. La democracia, a escala mundial, como la
plantea el gobierno norteamericano, se fundamenta con exclusividad en la
dominación a ultranza de la soberanía de los pueblos a través del capital
financiero y de las políticas guerreristas del imperialismo. Las nuevas
colonias del imperio, como lo aseguró el vicepresidente boliviano García
Linera, están hoy día ubicadas en Europa, no en Asia, África o América Latina.
La paz no es la guerra, la libertad no es la esclavitud, la ignorancia no es la
fuerza. "El Gran Hermano te vigila" Europa, y tus pueblos dormidos
permiten que gobiernos lacayos continúen esta afrenta.
Fonte: Plano
Sur
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