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sábado, 8 de junho de 2013

Kosovo 1998: una guerra propagandística

Foto: RIAN
Konstantín Kachalin

En otoño de 1998, momento en el que volví a Belgrado, EEUU no escatimaba medios en el empeño por sacar adelante su "proyecto de Kosovo". Lo primero que se hizo fue lavar el cerebro a la población de Serbia y Montenegro.
Las emisoras Radio Libertad y Europa Libre anunciaron que ampliaban la parrilla de programación de su servicio balcánico. En particular, la edición vespertina del programa Yugoslavia por dentro que hasta entonces había tenido una duración de media hora, pasó a ser de una hora. El espacio Al filo de los acontecimientos se reorientó exclusivamente a lo que estaba pasando en Kosovo. Se le daba mucho uso a Internet, con el argumento de que Belgrado podría prohibir las retransmisiones de programas hechos en Occidente.
Los programas se hacían con una gran profesionalidad y conocimiento de los problemas internos. Me di cuenta de ello después de escuchar en Belgrado varios espacios informativos y de análisis de ambas emisoras. Tenían marcado un objetivo bien claro: convencer a los oyentes de que Milosevic debía marcharse y de que el poder en Kosovo tenía que pasar a Rugova y Taci.
Además de la radio, también se aprovechó al máximo la televisión. Para EEUU era crucial convencer a sus ciudadanos de que Kosovo necesitaba un apoyo especial por parte de la Casa Blanca. Una técnica que ya se había ensayado en Bosnia y Herzegovina y que, simplemente, se copió y se aplicó en el escenario kosovar.
Los servicios secretos estadounidenses manipularon más de una vez informaciones sobre la situación de la provincia. Por poner un ejemplo, a mediados de agosto cuando se desató la histeria antiyugoslava en todo el mundo, viajaron a Kosovo muchos reporteros extranjeros a los que yo había visto en Bosnia en el verano de 1995. Se trataba de equipos de profesionales bien remunerados y dotados con todoterrenos blindados, varias cámaras, estudios móviles y dietas de ensueño, procedentes de EEUU (CNN, ABC), Reino Unido (Sky News, BBC) y Alemania (Bundes Radio Deutschland), así como de otras grandes cadenas internacionales. Los albanokosovares admitían solo a periodistas occidentales para grabar "reportajes especiales" in situ.
En verano y otoño de 1998, se difundieron en todo el mundo reportajes falsos que mostraban presuntas atrocidades de los serbios, con ancianos y niños asesinados, mujeres violadas y cadáveres mutilados. Lo mismo ocurrió con los refugiados. Los estadounidenses no fueron los únicos en inflar las cifras. Para hacer más convincentes sus falsedades, las divulgaban a través de compañeros europeos, entre ellos los italianos. El llamado Comité Albanés para los Derechos Humanos y la Libertad era entonces la principal fuente de desinformación.
Según esta "organización humanitaria", las víctimas de los serbios eran mujeres, niños y ancianos. Desde los telediarios, los periodistas hablaban al público estadounidense y europeo de decenas de miles de albanokosovares que habían perdido sus hogares. La organización humanitaria albanokosovar Madre Teresa denunciaba ante el mundo entero que en Kosovo había 327 626 personas sin techo y que la ayuda humanitaria lograba llegar solo a uno de cada tres que la necesitaban. De acuerdo a Madre Teresa, la mitad de los niños de la provincia estaban enfermos y muchos de ellos morirían de hambre si no recibían asistencia.
Los refugiados fue un tema manipulado por muchos servicios secretos occidentales. Según mis propias informaciones, obtenidas en aquel momento en Kosovo y en Belgrado, la cifra de 300 000 refugiados hecha pública por el portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Kris Janowski (un polaco que habla un ruso excelente y que había trabajado muchos años en Croacia y Bosnia), fue claramente exagerada. Durante los combates en Kosovo, la gente abandonaba sus casas y huía a las montañas. Pero, en el peor de los casos, los refugiados no superaron la cifra de 50 000 a 70 000 personas. ¿De dónde salieron los restantes 230 000 a 250 000? Eran principalmente albaneses procedentes de Albania que se desplazaban de un país a otro. En general, hay un gran caos respecto a las cifras de Kosovo, una región en la que el último censo se llevó a cabo en 1981.
La gran patraña difundida, en verano de 1998, por las agencias internacionales terminó por colar. Los estadounidenses, que son grandes maestros en este campo, saben cómo sacarle lágrimas al público. Lo más importante fue asegurarse el apoyo de la sociedad y la financiación por parte del Congreso y las entidades benéficas. Un par de reportajes conmovedores permitieron castigar a Yugoslavia con un ataque por el presunto genocidio contra los albaneses.
mk/as/sm

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