Peter Burke, durante la entrevista. Foto: daniel tortajada |
Título original: Peter Burke: “La estrategia del miedo para evitar la revuelta es una constante histórica´
Catedrático emérito de Historia cultural de la Universidad
de Cambridge y especialista en historia cultural moderna, Peter Burke (Londres,
1937) analiza la situación actual y asegura que tiene semejanzas con la crisis
de 1929, pero también diferencias “en la respuesta de los políticos”.
-Sostiene que la Historia no puede escribirse de forma
objetiva. ¿Por qué?
-¡Porque somos humanos! Y como humanos, tenemos unas
actitudes y valores que nos condicionan. Eso puede observarse de forma
cotidiana. Si tres personas presencian el mismo hecho, tendrán versiones distintas
del mismo. Así pues, a lo más que podemos aspirar es a tratar de ser justos.
Además, el esfuerzo de objetividad máxima implica sacrificar ciertas cosas,
como la claridad. Evitar el punto de vista del historiador para ser lo más
imparcial posible produce, en ocasiones, un relato difícil de entender.
-¿Quiénes serán los ganadores de la Historia actual y
cómo la contarán a la siguiente generación?
-Es más fácil valorar eso en una guerra que en la
política. Pero se puede apreciar que el cambio en el equilibrio de poderes con
el ascenso de China y la creciente presencia de la voz de los musulmanes tendrá
su correlación en la versión de la Historia que se escriba. Además, podemos
predecir que en la cuestión medioambiental todos seremos perdedores.
-¿Qué grandes manipulaciones de la Historia sigue
sufriendo hoy la población?
-¡Hay tantas?! Una de ellas es el uso de un doble
lenguaje con el que cada bando narra un conflicto. Cuando alguien pone una
bomba, si son los otros, son ‘terroristas’; si son los nuestros, son una
‘guerrilla urbana’ u otro término menos duro. Además, todos distorsionamos
nuestro propio recuerdo del pasado. Tendemos a mitologizar el pasado. Es como
la entropía de la naturaleza: podemos detectarla, pero no escapar de ella.
-El olvido de la gente común y corriente, eclipsada
por los grandes personajes y las grandes gestas, es una lacra de la Historia.
¿Hay que reivindicar al hombre normal?
-La mayor revolución historiográfica en los últimos
doscientos años ha sido la inclusión en la Historia de las personas ordinarias
y de todas las actividades humanas, y no solo la guerra y la política. Hay que
recordar que en la famosa expedición por África, David Livingstone no iba solo,
sino que formaba parte de una expedición más amplia. Ese enfoque es una
revolución.
-En la actual crisis económica y su repercusión en los
más pobres, ¿qué grandes pautas observa que hayan servido en otros periodos?
-Hay semejanzas con la crisis de 1929, pero también
diferencias en la respuesta de los políticos.
-Me refería a la gestión política. ¿Tal vez la
estrategia de infundir miedo a la población para que no se rebele?
-Sí, la estrategia del miedo para evitar la revuelta
es una constante en la historia de la humanidad. Pero me interesa más, como
constante histórica, la teoría de por qué la gente se rebela. Las primeras
teorías afirmaban que la población se rebela cuando las cosas van a peor. Por
ejemplo: sube el precio del grano y estalla la Revolución Francesa. Sin
embargo, tanto los historiadores como los teóricos sociales han subrayado, más
recientemente, que las rebeliones se asocian a la ruptura de las expectativas
crecientes. Cuando las cosas dejan de ir a mejor y se habían creado grandes
expectativas, es cuando la gente se siente más insatisfecha. Más todavía que si
las cosas van a peor de forma lenta y progresiva. Por tanto, las expectativas
defraudadas son el contexto más propicio para que estallen las revueltas. Eso
significa que el momento más peligroso para un Gobierno es cuando aplica
reformas que no contentan a la población, porque la gente quiere otro tipo de
reformas o a otro ritmo.
-Expectativas frustradas y reformas criticadas por la
población. Está describiendo España. ¿Augura aquí una revuelta?
-No conozco suficiente el clima de la opinión pública
española como para hacer vaticinios. Pero la teoría de las generaciones explica
un hecho de España: hace cuarenta años hubo una generación que creyó que la
Transición era buena y se movió al grito de ‘nunca más una Guerra Civil’. Ese
consenso se ha roto. La generación en el poder se arriesga más en su relación
con el pasado.
-Una parte de España se niega a recuperar la memoria
histórica del franquismo para no reabrir heridas. ¿Es eso justificable?
-La reconciliación es importante y no se puede luchar
la misma Guerra Civil generación tras generación. Pero entiendo que eso es más
fácil de decir para un británico desde la distancia que para un español.
-En un mundo obsesionado por el futuro y las
tecnologías, ¿por qué hay una búsqueda de los orígenes y las raíces?
-Son dos fenómenos ligados. En los últimos 200 años
hemos vivido un proceso de aceleración de la Historia. La gente tiene la
sensación de haber perdido sus raíces y de sentirse desorientada. Y el tipo de
pasado que la gente quiere conocer es el pasado que ha vivido o que le han
contado en su casa.
-Usted ha afirmado que hay tres obstáculos a la
democratización del conocimiento: los intereses de las grandes compañías, la
censura de los gobiernos y el aislamiento de los expertos. ¿Cuál le preocupa
más?
-En la actualidad, el más peligroso es la censura
gubernamental.
-¿Por qué sigue siendo útil?
-Ningún Gobierno puede operar sin secretos. Todo
Gobierno aspira a silenciar a las personas que quieren revelar esos secretos, y
los casos de Wikileaks y Snowden son paradigmáticos. En un mundo ideal podría
existir una transparencia completa y no tendría sentido la existencia de
servicios secretos. Pero en el mundo real, a ningún Gobierno se le ocurriría
suprimir su espionaje.
Artículo de Paco Cerdá en laopinioncoruna.es
Fonte: Ssociólogos
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