Título original: La construcción social del pasado
Según la rica y variada mitología americana el origen de los pueblos
indígenas se encuentra en el mismo continente. Los Lakotas, por ejemplo, creen que ellos han vivido en estas tierras
desde que sus ancestros emergieron por primera vez a su superficie desde el
mundo subterráneo de los espíritus.
En el relato de
Sebastián LeBeau, un miembro de la tribu Lakota de Norte América, ellos son
descendientes de la gente Búfalo que
vinieron del interior de la tierra
después que los espíritus prepararon este mundo para el ser humano. Si
los que no son indígenas, dice,
prefieren creer que ellos evolucionaron del mono, es cosa de ellos.
Todavía no me he cruzado con cinco
Lakotas que crean en la ciencia y la teoría de la evolución del hombre blanco
(The New York Time, Octubre 1996).
Hasta los años 70s, si no recordamos mal, el
conocimiento científico con su variedad de técnicas y métodos como la
observación, la experimentación y la
inferencia logica era el criterio que nos permitía separar la superstición
de la racionalidad. Es esta forma de conocimiento la que nos decía que los primeros americanos
vinieron de Asia cruzando el estrecho de Bering.
Puede que futuros descubrimientos modifiquen esta
creencia, pero hasta hoy, si nos basamos en las nuevas evidencias del ADN,
todavía se nos aparece como la más
razonable.
Al parecer, sin embargo, esto ya no es suficiente. En nombre de la
diversidad cultural se sostiene que la ciencia es solo una forma entre otras de conocer el mundo. En
el mismo artículo periodístico el
arqueólogo Roger Anyon comentando el mito indígena dice que las creencias de los Lakotas son tan validas como el punto de vista de la
arqueología y su colega Larry Zimmerman igualmente rehúsa considerar a la ciencia como una forma
privilegiada de ver el mundo. ¿Qué ha cambiado aquí?
Esta idea de que hay muchas formas de conocimiento
igualmente validas se basa en el
reconocimiento del estatus convencional del conocimiento, de que somos nosotros
mismos, y no la realidad, responsables por lo que conocemos. Desde que no hay como determinar normas de racionalidad supra cultural,
independientes de todo contexto material y social, de cierto momento histórico, no podemos ver
las creencias racionales y las creencias irracionales como dos clases distintas de cosas. Todo conocimiento es socialmente
dependiente o, lo que es lo mismo, socialmente construido. Por lo tanto, lo que
es conocimiento para nosotros puede muy bien no ser conocimiento para los
indígenas Lakotas a pesar de tener acceso a la misma información.estrecho de
bering1
Comúnmente decimos que algo es construido cuando no lo
encontramos o descubrimos ahí, sino cuando ha sido intencionalmente construido
en un momento determinado por un grupo de personas organizadas de una manera
particular con valores, intereses y
necesidades propias. Lo que aquí
interesa no es la construcción de objetos como carreteras, aeroplanos o
computadoras, sino la construcción de hechos que de otra manera no existirían
como es el caso del billete, un simple pedazo de papel, que adquiere el
valor de dinero.
Su existencia es un hecho meramente contingente que
existe solo por la acción de un grupo social. Esto es bastante evidente. El
asunto se pone más interesante cuando se habla de construcción de hechos donde
menos lo esperábamos, donde algo que se presentaba como natural se presenta
ahora como socialmente constituido. Esta revelación es
potencialmente liberadora, para decir lo menos.
Lo que parecía ser inevitable ahora se desenmascara
como un puro desarrollo social contingente (inferioridad racial,
infantilización de la mujer, patologización de la homosexualidad, orientalismo,
emociones, síndrome post traumático, el pasado, quarks, virus, etc.) El mundo
que tratamos de entender y conocer no es lo que es independientemente de
nuestra relación con el… Más aun, los hechos son socialmente construidos de tal
manera que ellos reflejan nuestros intereses y necesidades contingentes.
¿De qué manera
la hipótesis del estrecho de Bering refleja nuestras necesidades e intereses?
La respuesta más adecuada sería la de
que hay muchos sistemas epistémicos diferentes para evaluar la importancia de
la información contenida en una creencia y ninguno de ellos tiene privilegio
sobre otro. Los registros antropológicos pueden contar como evidencia de la
hipótesis del estrecho de Bering para nosotros de acuerdo al sistema epistémico
que usamos, pero no para los Lakotas que emplean un sistema diferente que es más apropiado para sus propósitos.
Dadas las diferencias de valores e intereses
es pragmático y racional para nosotros creer una cosa y pragmático y
racional para los Lakotas creer otra.
Si esto es así la pregunta obvia
que surge es… ¿Cómo es posible
afirmar simultáneamente que los indígenas americanos vinieran de Asia y no vinieran de Asia? Si aceptamos
ambas respuestas en defensa de la diversidad cultural entramos en directa
violación del principio de no contradicción.
Una contradicción ocurre cuando expresamos una proposición y su negación
al mismo tiempo. “Se originaron fuera
del continente y no se originaron fuera del continente”. Una o la otra. Pero no
ambas.
El principio de no contradicción es tan básico al razonamiento que uno no
podría argumentar en su defensa sobre la base de ninguna otra cosa más fundamental. El intento de decir
cualquier cosa, incluso su intento de negación, presupone este principio ¿Cómo el constructivismo social trata de
evitar la contradicción?
Un sistema epistémico consiste de un conjunto de
proposiciones normativas que especifican bajo qué condiciones las creencias son
o no son justificadas. Hay muchos
sistemas epistémicos alternativos, pero no hechos que prueben que uno de estos
sistemas es más correcto que otro. Cuando una práctica epistémica es confrontada con otras lo que más se puede decir es
que es correcta según
sus propios principios.
En otras palabras
todos los sistemas epistémicos están a la par ¿Realmente?
Consideremos dos sistemas contradictorios. Uno de
ellos está condenado a decir algo falso y el otro a decir algo verdadero. En
este caso es bien difícil sostener que no hay hechos independientes en virtud
de los cuales un sistema epistémico es
más correcto que otro. Por supuesto
que hay creencias que necesitan ser
explicadas exclusivamente en términos de factores sociales. Si hay más
cristianos en América que en India, por ejemplo, es porque poseen diferentes tradiciones
sociales
¿Pero, esta explicación justifica
su generalización a todo tipo de creencia? Por mucho tiempo se creyó, y todavía algunos
creen, que la tierra es plana porque
aparece así si consideramos una
superficie pequeña. Su curvatura solo se revela desde lo alto o cuando un
eclipse lunar muestra que la sombra
que proyecta en su superficie es redonda o cuando los
viajeros que se dirigen al norte o sur
empiezan a ver estrellas que no eran visibles en su pueblo, etc. etc. Hoy día creemos que es redonda ¿Podríamos decir que la redondez de la tierra es un hecho
socialmente construido y no un hecho natural independiente? la tierra es ...
El aporte
del constructivismo social no se puede
ignorar especialmente cuando consideramos el papel crucial que ha jugado
en exponer la contingencia de prácticas
sociales discriminatorias que se
consideraban parte del orden natural o divino. Solo recordemos la enorme
influencia del “Segundo Sexo” de S. de Beauvoir o el “Orientalismo” de Said. Es
el constructivismo social el que se sumó al marxismo en proporcionar los
recursos filosóficos a las culturas
oprimidas y a los movimientos progresistas de la segunda mitad del siglo pasado
como el pos colonialismo, el feminismo
y el multiculturalismo.
Pero, como observa
el teórico Paul Boghossian, considerado desde un punto de vista
puramente político su aplicación no está libre de riesgos. Si el poderoso no
puede criticar al oprimido porque sus categorías epistemológicas centrales están
inexorablemente ligadas a perspectivas particulares que expresan sus
intereses, entonces se sigue que el oprimido tampoco puede criticar al opresor, a no ser que favorezcamos unicamente la crítica de las creencias sostenidas por los que mantienen
posiciones de poder, pero no la critica a las creencias de las minorías.
Podemos criticar la ciencia, pero no la mitología
Lakota. Hacerlo sería una muestra
de intolerancia, falta de
consideración por las diferencias culturales y la ausencia de respeto por el otro. Aquí uno podría
preguntarse ¿Y, dónde quedan los simples hechos? ¿No es cierto que ningún ser humano como tal ha emergido de las
entrañas de la tierra y que esta es simplemente una fantasía religiosa
gratuita? Sabemos que estas creencias no tienen sentido, pero igualmente las
respetamos en nombre de la diversidad cultural.
El problema es que si respetamos este tipo de
fantasías religiosas también estamos obligados a respetar, si queremos mantener
algún tipo de consistencia, otras creencias y practicas por muy
discriminatorias que ellas sean. En otras palabras, previene la politización de
la desigualdad y previene cualquier
intento de establecer alguna noción de verdad basada en el proyecto del
racionalismo modernista.
A pesar del análisis crítico del post modernismo, que indudablemente ha puesto en evidencia las
enormes dificultades de este proyecto, el punto de vista intuitivo nos dice que
vivimos en un mundo en que hay cosas que son independientes de la opinión humana y que podemos llegar a
conocer como ellas son de acuerdo a evidencias relevantes a pesar de su
dimensión social o cultural. Son las
evidencias y el permanente intercambio critico los que permiten evaluar
diferentes creencias. Sin ellos quedamos condenados a vivir en ghettos
culturales.
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