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segunda-feira, 2 de dezembro de 2013

A construção social do passado

Título original: La construcción social del pasado
 

Según la rica y variada mitología  americana el origen de los pueblos indígenas  se encuentra  en el mismo continente. Los Lakotas, por ejemplo,  creen que ellos han vivido en estas tierras desde que sus ancestros emergieron por primera vez a su superficie desde el mundo subterráneo  de los espíritus.

En el relato de  Sebastián LeBeau, un miembro de la tribu Lakota  de Norte América, ellos son descendientes  de la gente Búfalo que vinieron del interior de la tierra  después que los espíritus prepararon este mundo para el ser humano. Si los que no son indígenas, dice,  prefieren creer que ellos evolucionaron del mono, es cosa de ellos. Todavía no me he cruzado  con cinco Lakotas que crean en la ciencia y la teoría de la evolución del hombre blanco (The New York Time, Octubre 1996).

Hasta los años 70s, si no recordamos mal, el conocimiento científico con su variedad de técnicas y métodos como la observación, la experimentación y la  inferencia logica era el criterio que nos permitía separar la superstición de la racionalidad. Es esta forma de conocimiento  la que nos decía que los primeros americanos vinieron de Asia cruzando el estrecho de Bering.

Puede que futuros descubrimientos modifiquen esta creencia, pero hasta hoy, si nos basamos en las nuevas evidencias del ADN, todavía  se nos aparece como la más razonable.

Al parecer, sin embargo, esto  ya no es suficiente. En nombre de la diversidad cultural se sostiene que la ciencia es solo  una forma entre otras de conocer el mundo. En el mismo artículo periodístico el  arqueólogo Roger Anyon comentando el mito indígena dice  que las creencias de los Lakotas son  tan validas como el punto de vista de la arqueología y su colega Larry Zimmerman igualmente  rehúsa considerar a la ciencia como una forma privilegiada de ver el mundo. ¿Qué ha cambiado aquí?

Esta idea de que hay muchas formas de conocimiento igualmente validas  se basa en el reconocimiento del estatus convencional del conocimiento, de que somos nosotros mismos, y no la realidad, responsables por lo que conocemos. Desde  que no hay como determinar  normas de racionalidad supra cultural, independientes de todo contexto material y social,  de cierto momento histórico, no podemos ver las creencias racionales y las creencias irracionales como dos clases distintas  de cosas. Todo conocimiento es socialmente dependiente o, lo que es lo mismo, socialmente construido. Por lo tanto, lo que es conocimiento para nosotros puede muy bien no ser conocimiento para los indígenas Lakotas a pesar de tener acceso a la misma información.estrecho de bering1

Comúnmente decimos que algo es construido cuando no lo encontramos o descubrimos ahí, sino cuando ha sido intencionalmente construido en un momento determinado por un grupo de personas organizadas de una manera particular  con valores, intereses y necesidades propias. Lo que aquí   interesa no es la construcción de objetos como carreteras, aeroplanos o computadoras, sino la construcción de hechos que de otra manera no existirían como es el caso del billete, un simple pedazo de papel, que adquiere el valor  de dinero.

Su existencia es un hecho meramente contingente que existe solo por la acción de un grupo social. Esto es bastante evidente. El asunto se pone más interesante cuando se habla de construcción de hechos donde menos lo esperábamos, donde algo que se presentaba como natural se presenta ahora  como  socialmente constituido. Esta revelación es potencialmente liberadora, para decir lo menos.

Lo que parecía ser inevitable ahora se desenmascara como un puro desarrollo social contingente (inferioridad racial, infantilización de la mujer, patologización de la homosexualidad, orientalismo, emociones, síndrome post traumático, el pasado, quarks, virus, etc.) El mundo que tratamos de entender y conocer no es lo que es independientemente de nuestra relación con el… Más aun, los hechos son socialmente construidos de tal manera que ellos reflejan nuestros intereses y necesidades contingentes.

¿De qué manera  la hipótesis del estrecho de Bering refleja nuestras necesidades e intereses? La respuesta más adecuada sería  la de que hay muchos sistemas epistémicos diferentes para evaluar la importancia de la información contenida en una creencia y ninguno de ellos tiene privilegio sobre otro. Los registros antropológicos pueden contar como evidencia de la hipótesis del estrecho de Bering para nosotros de acuerdo al sistema epistémico que usamos, pero no para los Lakotas que emplean un sistema diferente  que es más apropiado para sus propósitos. Dadas las diferencias de valores e intereses  es pragmático y racional para nosotros creer una cosa y pragmático y racional para los Lakotas creer otra.

Si esto es así la pregunta  obvia  que surge  es… ¿Cómo es posible afirmar  simultáneamente  que los indígenas  americanos vinieran de  Asia y no vinieran de Asia? Si aceptamos ambas respuestas en defensa de la diversidad cultural entramos en directa violación del principio de no contradicción.  Una contradicción ocurre cuando expresamos una proposición y su negación al mismo tiempo. “Se originaron  fuera del continente y no se originaron fuera del continente”. Una o la otra. Pero no ambas.

El principio de no contradicción  es tan básico al razonamiento que uno no podría argumentar en su defensa sobre la base de ninguna otra cosa  más fundamental. El intento de decir cualquier cosa, incluso su intento de negación, presupone este principio  ¿Cómo el constructivismo social trata de evitar la contradicción?

Un sistema epistémico consiste de un conjunto de proposiciones normativas que especifican bajo qué condiciones las creencias son o no son justificadas.  Hay muchos sistemas epistémicos alternativos, pero no hechos que prueben que uno de estos sistemas es más correcto que otro. Cuando una práctica epistémica  es confrontada  con otras lo que más se puede decir es que  es correcta  según  sus propios principios.

En otras palabras  todos los sistemas epistémicos están a la par ¿Realmente?
Consideremos dos sistemas contradictorios. Uno de ellos está condenado a decir algo falso y el otro a decir algo verdadero. En este caso es bien difícil sostener que no hay hechos independientes en virtud de los cuales  un sistema epistémico es más correcto que  otro. Por supuesto que  hay creencias que necesitan ser explicadas exclusivamente en términos de factores sociales. Si hay más cristianos en América que en India, por ejemplo,  es porque poseen diferentes tradiciones sociales

¿Pero, esta explicación  justifica  su generalización  a todo  tipo de creencia?  Por mucho tiempo se creyó, y todavía algunos creen,  que la tierra es plana porque aparece así  si consideramos una superficie pequeña. Su curvatura solo se revela desde lo alto o cuando un eclipse lunar muestra que  la sombra que  proyecta  en su superficie es redonda o cuando los viajeros que se dirigen al norte o sur  empiezan a ver estrellas que no eran visibles en su pueblo, etc.  etc. Hoy día creemos que es redonda  ¿Podríamos decir que  la redondez de la tierra es un hecho socialmente construido y no un hecho natural independiente? la tierra es ...

El aporte  del  constructivismo social  no se puede  ignorar especialmente cuando consideramos el papel crucial que ha jugado en exponer  la contingencia de prácticas sociales discriminatorias  que se consideraban parte del orden natural o divino. Solo recordemos la enorme influencia del “Segundo Sexo” de S. de Beauvoir o el “Orientalismo” de Said. Es el constructivismo social el que se sumó al marxismo en proporcionar los recursos filosóficos  a las culturas oprimidas y a los movimientos progresistas de la segunda mitad del siglo pasado como el pos colonialismo, el  feminismo y  el multiculturalismo.

Pero, como observa  el teórico Paul Boghossian, considerado desde un punto de vista puramente político su aplicación no está libre de riesgos. Si el poderoso no puede criticar al oprimido porque sus categorías epistemológicas centrales  están  inexorablemente ligadas a perspectivas particulares que expresan sus intereses, entonces se sigue que el oprimido tampoco puede criticar al  opresor, a no ser que favorezcamos  unicamente la crítica de las  creencias sostenidas por los que mantienen posiciones de poder, pero no la critica a las creencias de las minorías.

Podemos criticar la ciencia, pero no la mitología Lakota. Hacerlo  sería   una muestra  de  intolerancia, falta de consideración por las diferencias culturales y la ausencia de  respeto por el otro. Aquí uno podría preguntarse ¿Y, dónde quedan los simples hechos? ¿No es cierto que  ningún ser humano como tal ha emergido de las entrañas de la tierra y que esta es simplemente una fantasía religiosa gratuita? Sabemos que estas creencias no tienen sentido, pero igualmente las respetamos en nombre de la diversidad cultural.

El problema es que si respetamos este tipo de fantasías religiosas también estamos obligados a respetar, si queremos mantener algún tipo de consistencia, otras creencias y practicas por muy discriminatorias que ellas sean. En otras palabras, previene la politización de la desigualdad y previene  cualquier intento de establecer alguna noción de verdad basada en el proyecto del racionalismo modernista.

A pesar del análisis crítico del post modernismo,  que indudablemente ha puesto en evidencia las enormes dificultades de este proyecto, el punto de vista intuitivo nos dice que vivimos en un mundo en que hay cosas que son independientes  de la opinión humana y que podemos llegar a conocer como ellas son de acuerdo a evidencias relevantes a pesar de su dimensión social o cultural.  Son las evidencias y el permanente intercambio critico los que permiten evaluar diferentes creencias. Sin ellos quedamos condenados a vivir en ghettos culturales.


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