Título original: Mandela, Sudáfrica, Israel y los muros
13 de diciembre de 2013
Presidentes y jefes de gobierno de más de 70 países se
encontraron el martes 10 en Sudáfrica para el funeral de Nelson Mandela, uno de
los líderes mundiales que más consenso ha logrado a su muerte. Coincidieron
incluso en Johannesburgo Barack Obama y Raúl Castro, que hasta se dieron un
apretón de manos. Pero una ausencia llamó mucho la atención: la de algún
representante de primera línea del estado de Israel.
Los principales dirigentes israelíes fueron uno a uno
desistiendo de emprender el viaje de Tel Aviv a Johannesburgo. Benjamin
Netanyahu, el primer ministro conservador y hombre fuerte del país, fue quien
esgrimió la excusa más inverosímil: un viaje así, dijo, resulta “muy caro”.
Un comunicado oficial llegó a enumerar los costos (en
pasaje de avión para el gobernante y traslado de equipos blindados y personal
de seguridad, por ejemplo) que deberían asumirse en caso de viaje del
gobernante.paloma-202
Pero esos costos hubieran sido mucho menores si quien
hubiera viajado hubiera sido el presidente laborista Shimon Peres. Problema:
Peres “se engripó”.
Ningún otro integrante del Poder Ejecutivo (ministro,
subsecretario) pudo asistir a los
funerales.
Quien finalmente viajó a Sudáfrica fue el portavoz de
la Knesset, el parlamento israelí. Demasiado poco, demasiado llamativo.
Una lectura de los principales medios de prensa
internacionales no permite sin embargo saber con precisión por qué un país como
Israel, que no pierde ocasión de remarcar su apego al respeto de los “valores
universales de los derechos humanos”, no consideró oportuno estar representado
a alto nivel en el homenaje póstumo a uno de los líderes mundiales más
aclamados de la historia reciente por tirios y troyanos precisamente en el
campo de los derechos humanos.
La respuesta habría que encontrarla en dos hechos. Uno
del pasado: Israel estuvo entre los principales respaldos con que contó el
régimen racista del apartheid hasta su desmantelamiento, poco después de la
salida de prisión de Mandela, en 1990.
El otro es del presente: Sudáfrica está entre los
países en donde más se agita la idea de que la política que aplica Israel hacia
los palestinos es muy similar a la que los sudafricanos blancos practicaron
hacia los negros.
En 2010, el diario progresista inglés The Guardian publicó
documentos secretos que demostraron la estrecha relación entre los dos estados,
que habrían llegado incluso hasta el ofrecimiento de Israel a Sudáfrica de
cooperar en el terreno nuclear militar. Quien negoció por la parte israelí fue
el entonces ministro de Defensa Shimon Peres.
Entre quienes más han denunciado en el mundo la
política discriminatoria hacia los palestinos, sellada hasta con un muro –más
alto, más grande, igualmente ominoso, que el de Berlín, pero mucho menos
mentado que éste– figura el arzobispo negro sudafricano y premio Nobel de la
paz en 1984 Desmond Tutu.
Tutu fue quien cerró el martes 10 el funeral público
de Mandela en el estadio de fútbol emplazado en las cercanías de Soweto, un
gigantesco barrio marginal que en los tiempos del apartheid fuera considerado
un símbolo de la resistencia negra al sistema.
La actual Sudáfrica es, además, el país en que más ha
prendido la campaña internacional BDS (Boicott, Desinversión, Sanciones) contra
el estado de Israel por su política hacia los palestinos. Un ejemplo: al
importar productos producidos en Gaza o Cisjordania Sudáfrica los etiqueta como
provenientes de los “territorios palestinos ocupados” y no como “Made in Israel”.
Por estos días, Haaretz, el diario de izquierda
israelí en el que la periodista Amira Hass escribe reiteradamente sobre el
“apartheid” que padece la población palestina, se interroga acerca de qué
pasaría si de entre los palestinos surgiera una figura como Nelson Mandela.
“Es tentador –pero equivocado– pensar que el conflicto
israelí pudiera resolverse con la figura de un salvador como Mandela”, dice al
respecto un editorialista.
En un discurso pronunciado en 1997, Mandela afirmaba:
“Bien sabemos nosotros que nuestra libertad está incompleta sin la libertad de
los palestinos”.
Fonte: Rel-UITA
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