Manifestación contra Bankia en su sede de las Torres Kio. FERNANDO SÁNCHEZ |
Título original: Las claves de la nueva ayuda de 30.000 millones a la banca
Mas, o Estado não poderia mais intervir na economía, como queriam os (neo) liberais? Por outro lado, a quem interessam a acumulação financaeaira de capitais? Ao povo? Aos trabalhadoares? Como a resposta é à burguesia, por que a conta tem que ser paga pelos trabalhadores? (Almoço das Horas)
Eduardo Garzón
05 de diciembre de 2013
El pasado viernes 29 de noviembre, el gobierno aprobó
un Real Decreto mediante el cual se autoriza y detalla una nueva ayuda pública
a los bancos españoles por valor de 30.000 millones de euros. Esta ayuda
consiste en que el Estado se compromete a respaldar con dinero público una
buena parte de los activos fiscales que tienen los bancos en su propiedad.
Pero, ¿qué son exactamente estos activos fiscales?
Diciéndolo llanamente: se trata de bonos-descuento que pueden usar los bancos
en el futuro para no pagar impuestos. Estos bonos-descuento son creados por el
Estado y entregados a los bancos cuando se presenta alguna de las siguientes
situaciones:
1) El banco presenta pérdidas. Por ejemplo, si un
banco obtiene beneficios de 100 euros, tiene que pagar 30 euros a Hacienda en
concepto de impuesto de sociedades (porque su tipo impositivo es del 30%). En
cambio, si el banco registra pérdidas de 100 euros, no pagará impuestos y el
Estado le entregará un bono-descuento por valor de 30 euros. Imaginemos ahora
que al año siguiente el banco obtiene beneficios de 100 euros. Sabemos que
tendría que pagar 30 euros en concepto de impuesto de sociedades, pero si tiene
un bono-descuento de 30 euros entonces puede utilizarlo como pago y así
librarse de entregar dinero a Hacienda.
2) El banco guarda parte de sus beneficios y los deja
inmovilizados. Por ejemplo, el banco puede apartar una porción de los
beneficios y destinarlos a un plan de pensión privado. Como este dinero
proviene de los beneficios, tiene que pagar impuestos por él. Pero como en
realidad el banco no puede beneficiarse de ese dinero porque está reservado
para los propietarios del fondo de pensión, entonces el Estado le entrega un
bono-comodín para que en el futuro el banco no pague esos impuestos que ahora
está pagando injustamente. Otro ejemplo, el banco puede apartar una parte de
los beneficios y dejarlos inmovilizados con la intención de utilizar ese dinero
en caso de que lo necesite en una situación de urgencia (son las llamadas
“provisiones”). De nuevo, el banco pagará impuestos por beneficios aunque no
saque tajada de ellos y el Estado le entregará bonos-descuento para compensar
ese contratiempo.
Hasta el momento, estos activos fiscales no
presentaban ningún problema. Las legislaciones española e internacional reconocían
plenamente esta herramienta sin ningún problema. Lo que ocurre ahora es que a
partir del 1 de enero de 2014 los mercados financieros (atendiendo a las normas
bancarias internacionales recientemente acordadas) considerarán esos
bonos-descuento como activos de mala calidad, y no de buena calidad como hasta
entonces había sucedido. La razón es que en caso de que los bancos sufran algún
contratiempo y necesiten utilizar dinero para solucionarlo, estos
bonos-descuento no son nada útiles ya que son simplemente títulos (papelitos
que sólo sirven para no pagar impuestos futuros) y no dinero contante y
sonante. Y puesto que los inversores penalizarán a aquellos bancos que no
posean una cantidad determinada de activos de buena calidad, el hecho de que
ahora de buenas a primeras no puedan contar con los bonos-descuento entre esos
activos de alto rango supone un revés bastante importante para estas entidades
bancarias. Por lo tanto, los bancos necesitan aumentar la calidad de estos
activos como sea antes de que acabe el año.
Pero, ¿cómo se puede aumentar la calidad de los
activos fiscales? Básicamente existen tres formas: 1) respaldar con beneficios
esos activos fiscales, lo que quiere decir que los bancos apartarían parte de
sus beneficios (dinero contante y sonante) para fortalecer esos
bonos-descuento, 2) pedir dinero (capital) en el mercado de capitales, y 3) que
el Estado garantice con dinero público la solidez de los activos fiscales.
Como se puede intuir, la tercera posibilidad es la que
recoge el citado Real Decreto. El gobierno ha decidido que se reserve dinero
público para aumentar la calidad de los activos fiscales que poseen los bancos
españoles. Sin embargo, el Estado sólo garantizará los activos fiscales
originados mediante la segunda situación comentada arriba. Los activos fiscales
que se hayan generado como consecuencia de que los bancos hayan registrado
pérdidas (la primera situación) no van a ser respaldados con dinero público.
Por eso, aunque la cantidad total de activos fiscales
en manos de bancos españoles alcanza aproximadamente los 50.000 millones de
euros, el Estado sólo respaldará 30.000 millones (los que han sido originados
como consecuencia de haber inmovilizado una parte de los beneficios: planes de
pensiones, provisiones, etc). El resto tendrán que ser garantizados mediante
las primeras dos opciones planteadas: recurrir a beneficios o recurrir a
capital en el mercado accionario.
De esta forma, esos 30.000 millones de euros
provenientes del Tesoro Público no serán entregados inmediatamente a la banca.
De momento, sólo están reservados para aumentar la calidad de los activos
fiscales (por lo tanto, y de momento, el déficit estatal no aumentará). Ahora
bien, si los bancos presentan en el futuro pérdidas o se declaran insolventes,
entonces el Estado se verá obligado a entregar a la banca parte del dinero (o
todo) que por ahora tiene reservado: 30.000 millones de euros. En ese caso, el
déficit del Estado aumentaría en esa cantidad (el total equivale a un 3% del
PIB).
Pero aquí no acaba la gracia. La Troika (el Banco
Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional) ha
dejado claro que esta ayuda no puede afectar sólo a la banca, porque supondría
favorecer a un sector empresarial frente a otros. Por lo tanto, el Estado debe garantizar
con dinero público no sólo los activos fiscales de los bancos sino también los
del resto de empresas privadas. Esto quiere decir que todos los
“bonos-descuento” que el Estado ha entregado a empresas no financieras (sobre
todo, grandes empresas como Telefónica o Endesa) por haber inmovilizado parte
de sus beneficios (pagos por prejubilaciones, planes de pensiones para sus
empleados, provisiones por morosidad, etc) serán respaldados con dinero del
contribuyente. Si estas empresas presentan pérdidas o quiebran, el Estado les
entregará dinero público.
En definitiva, nos encontramos con una nueva cuantiosa
ayuda a la banca que se extenderá por ley a las empresas no financieras (y
entre ellas, especialmente a las grandes empresas) y que sin ninguna duda
mermará todavía más las arcas del Estado.
Fonte: La Marea
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