Título original: El poder de las empresas en la cumbre de la ONU sobre cambio climático
Por Amy Goodman*
Rebanadas de Realidad - Democracy Now, Varsovia,
Polonia, 22/11/13.- La conferencia sobre cambio climático de las Naciones
Unidas de este año se está desarrollando en Varsovia, una ciudad llena de
historia. Aquí se encuentra el principal monumento erigido en homenaje a
Nicolás Copérnico, el famoso astrónomo polaco que postuló por primera vez que
la Tierra gira alrededor del sol y no al revés. El aeropuerto de Varsovia lleva
el nombre Frederic Chopin, en honor al brillante compositor que vivió aquí. La
pionera de la ciencia de la radiación, Marie Curie, la primera mujer en ganar
un Premio Nobel (ganó dos, de hecho), nació aquí.
Aquí también fue el lugar donde estuvo el Gueto de
Varsovia, uno de los más horribles símbolos del Holocausto, donde cientos de
miles de judíos permanecieron encerrados antes de ser trasladados al campo de
exterminio de Treblinka y otros campos de concentración nazis, donde fueron
asesinados. En medio del terror de la ocupación Nazi, los judíos del gueto se
alzaron en un valiente acto de autodefensa. Más tarde, inspirados por el
levantamiento del gueto, los habitantes no judíos de Varsovia también se
alzaron y lucharon durante dos meses antes de ser finalmente derrotados por las
fuerzas de ocupación alemanas. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, 6
millones de polacos, la mitad de ellos judíos, habían sido asesinados y un
ochenta y cinco por ciento de la ciudad de Varsovia estaba en ruinas.
En este preciso lugar se está desarrollando la 19a
Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
Cambio Climático (CMNUCC), denominada COP 19. Miles de negociadores de los 198
países miembros de la Convención caminan con prisa a través de los corredores
de tela provisorios instalados en el campo del Estadio Nacional, al igual que
representantes de numerosas organizaciones no gubernamentales y miembros de la
prensa. La cumbre de este año tiene una característica diferente: el auspicio
de las empresas.
“Esta probablemente sea la conferencia sobre cambio
climático con mayor presencia de las empresas que jamás hayamos visto", me
dijo Pascoe Sabido. "Esto no significa que en las anteriores no haya
habido una gran influencia de las empresas. Sin embargo, lo que es diferente
esta vez es el nivel de institucionalización, el grado en el que el Gobierno
polaco, la ONU y la convención misma, han recibido a las empresas con los
brazos abiertos y han alentado su participación”. Sabido trabaja en la
organización Corporate Europe Observatory, que publicó un folleto denominado
“Guía de la COP 19 sobre el lobby empresarial: delincuentes climáticos y
complicidad del Gobierno polaco”. Algunas de las grandes empresas presentes en
esta COP 19, afirma Sabido, son “General Motors, conocida por financiar a
grupos de investigación que niegan el cambio climático, como el Heartland
Institute de Estados Unidos y está también BMW, que está haciendo cosas
similares en Europa, en un intento por debilitar las normas sobre emisiones”.
El logo de LOTOS Group, la segunda principal empresa petrolera polaca, aparece
en los 11.000 bolsos entregados a los delegados.
Polonia, cuya principal fuente de energía es el
carbón, organizó una conferencia paralela junto con la Asociación Mundial del
Carbón, denominada Cumbre Internacional del Carbón y el Clima. La Secretaria
Ejecutiva de la COP 19, Christiana Figueres, provocó la ira de muchos
activistas por el clima al pronunciar el discurso inaugural de la conferencia
de la industria del carbón. Fuera de la cumbre, los activistas de Greenpeace
colgaron una gran pancarta con los colores de la bandera polaca en la fachada
del Ministerio de Economía. La pancarta decía: “¿Quién manda en Polonia: la
industria del carbón o la gente?”. En el techo del edificio, otros activistas
desplegaron una pancarta con la leyenda: “¿Quién manda en el mundo: la
industria de los combustibles fósiles o la gente?”. Mientras tanto, en la plaza
que se encuentra abajo, cientos de personas se manifestaban en contra del
carbón en una procesión denominada “Cough 4 Coal” (Tos por el carbón) en la que
había dos grandes pulmones inflables, que representaban los efectos nocivos del
carbón en la atmósfera y en la salud humana.
Mientras que en el Estadio Nacional las negociaciones
se iban diluyendo, los activistas gritaban al unísono: “¿Dónde está el
financiamiento?”. Los países ricos prometieron brindar apoyo financiero a los
países en desarrollo para que realicen la transición hacia fuentes de energía
renovables (mitigación) y para que puedan hacer frente a los efectos del cambio
climático (adaptación). Oxfam calcula que, hasta el momento, este fondo ha
recaudado tan solo 7.600 millones de dólares, muy por debajo de la cifra
prometida de entre 30.000 y 100.000 millones de dólares. No se trata de
caridad, los contaminadores deben pagar. Hablé con el principal negociador
sobre cambio climático de Filipinas, Yeb Saño, en el noveno día de su huelga de
hambre, que comenzó el día en que se inauguró la COP 19. Saño me dijo: “Estados
Unidos, que es responsable de al menos un 25% de las emisiones totales, tiene
una gran responsabilidad, una responsabilidad moral de combatir el cambio
climático, no solo a nivel nacional, sino también de brindar apoyo a los países
en desarrollo”.
La destrucción causada por el tifón Haiyan es un crudo
telón de fondo de las negociaciones en Varsovia. Yeb Saño se enteró de que su
hermano sobrevivió al tifón al verlo en las noticias mientras ayudaba a juntar
los cuerpos de los muertos. La ciencia es clara: si las temperaturas continúan
aumentando, los eventos climáticos extremos se volverán cada vez más frecuentes
y más mortales. Luego de que Saño anunciara en un emotivo discurso durante la
sesión plenaria de la convención que había decidido iniciar una huelga de
hambre, varios estudiantes marcharon en silencio junto a él mientras salía de
la sala. Sostenían una pancarta en homenaje a los muertos en Filipinas. Como
consecuencia de su acto espontáneo de solidaridad, se les prohibió asistir a
las negociaciones sobre cambio climático durante un año. Una estudiante que
participó en la acción, Clémence Hutin, de París, me dijo: “Para mí, la Cumbre
sobre Cambio Climático es un espacio democrático. No entiendo por qué la
sociedad civil no es bienvenida en la convención, pero las empresas sí lo son”.
Denis Moynihan colaboró en la investigación
periodística para la producción de esta columna.
Traducido por Simple Visión y Democracy Now! en
español.
(*) Es la presentadora de Democracy Now!, noticiero
internacional diario emitido por más de 650 estaciones de radio y televisión en
Estados Unidos y el mundo. Sus artículos se publican en Rebanadas por gentileza
de la autora.
Fonte: Rebanadas de Realidad
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