Título original: "La crisis del fútbol brasileño es una metáfora
de la vida cotidiana"
Mario Hernández
Rebelión
Mario Hernandez (MH): Damos comienzo a “¿Sin salida?”
escuchando a Creedence Clearwater en el tema que fuera el himno de la hinchada
argentina y ahora entrevistamos a Ricardo Antunes con la idea de poder hacer un
balance del Campeonato Mundial de Fútbol que concluyó hace una semana.
Ricardo Antunes (RA): Por una parte propiamente más
política podría decirse que el Mundial brasileño empezó en un clima de mucha
confrontación y huelgas, pero la intensa represión, y manipulación, aunque por
otro lado está lo deportivo, los equipos, los partidos, algunos espectaculares,
fueron creando un natural involucramiento de la población, sobre todo, en la
semana que pasó entre la victoria de Brasil a Chile y la derrota vejatoria con
Alemania.
Por otra parte, la población brasileña siguió
acompañando los juegos hasta el final y se podría decir en el plano deportivo
que fue una Copa muy positiva, con muchos partidos lindos y disputados, con una
fuerte presencia sudamericana, con sorpresas como Costa Rica y algunos equipos africanos.
Con el cierre de la Copa en Brasil comienza una
situación nueva. ¿Qué será de las luchas y cuál será la repercusión política de
una Copa más o menos bien organizada, que fue vista así por todos los
visitantes de todos los países? Más allá de la tragedia para el fútbol
brasileño. Argentina fue derrotada en el último partido contra Alemania pero
podría haber obtenido una victoria.
En el caso brasileño hay una metáfora. Cuando Lula en
el 2008 intentó conseguir la Copa del Mundo para Brasil, imaginaba que en el
2014 su ciclo virtuoso encontraría al país en un paraíso, pero nosotros no
estamos allí sino en un momento de mucha tensión, del inicio de una disminución
del crecimiento económico, en un contexto electoral donde infelizmente las
elecciones son una disputa entre los partidos del orden.
La oposición de izquierda es muy pequeña y no tiene
fuerza suficiente para cambiar la situación, a pesar de lo cual el país
reingresará en un nuevo ciclo de movilizaciones, pero ahora más vinculadas con
las reivindicaciones del día a día porque durante la Copa, especialmente desde
su inicio, los países viven en suspensión.
Este será un año económico depresivo, de mucha
discusión política y la evaluación que se podría hacer es que la crisis que
atraviesa el fútbol brasilero, que fue visible por lo menos en los dos últimos
partidos, lamentables, es también un poco una crisis de vida en el país.
Hay un paralelismo, una metáfora de la tragedia. No se
sabe si la participación brasileña fue una tragedia o una farsa, para recordar
una frase clásica, o un poco de ambas. La situación brasileña tiene cierta
similitud con la situación crítica que pasó la selección de fútbol. El fútbol
es una metáfora de la vida cotidiana real.
Fue la Copa de la FIFA, de los ricos, de las transnacionales,
no la Copa del pueblo
MH: Brasil no ganó el Mundial, pero tuvo un récord, el
mayor despliegue de fuerzas de seguridad de la historia en un acto deportivo.
RA: Si en la Copa de las Confederaciones, el año
pasado, la rebelión social que vivimos impulsó el desempeño de los jugadores,
ahora se pasó a una cosa que va más allá de un equipo con muchas limitaciones,
porque la tensión social del país amedrentó a los futbolistas que sabían que
había mucha expectativa depositada en ellos.
Los brasileños somos un poco diferentes de los
argentinos, creo que los conozco un poco a ustedes. Nosotros no aceptamos una
victoria si no es consagratoria, de dos o más goles y siempre con espectáculo.
Si ganamos uno o dos a cero, pero no jugamos bien, es como si fuera una
derrota.
¿Qué pasó en la vida real? Un blanqueamiento de los
estadios a los que solo accedieron los ricos. Los pobres fueron excluidos. Más
un estado de excepción que ha dejado de serlo porque la policía militar del
Ejército, estaduales, civil, municipal, internacionales y la seguridad privada
tornaron las ciudades donde se jugaron los partidos en ciudades de excepción
donde apresaban a la gente con acusaciones completamente falsas, forzadas,
intentando atribuir a jóvenes que participaban de las manifestaciones de buscar
solo destruir.
Creo que lo más triste fue que un gobierno
aparentemente de centro-izquierda, que no lo es, fue responsable de la Copa de
la FIFA sin los pobres ni los negros y, por otro lado, en una situación de un
verdadero Estado de excepción con la policía haciendo la más dura represión que
se haya visto en Brasil, en algunos momentos similar o mayor que durante el
período de la dictadura militar
Este es el triste saldo de la Copa del Mundo de
Brasil, que perdió futbolísticamente, pero también las libertades democráticas
que consiguió en los últimos años y la capacidad de los pobres, de los negros,
de los trabajadores, de vivir el fútbol en los estadios, con placer. No había
ni pobres ni negros ni asalariados en los estadios mientras duró la Copa del
Mundo. Fue la Copa de la FIFA, de los ricos, de las transnacionales y no la
Copa del pueblo.
MH: Te agradezco mucho este balance y las
comunicaciones que tuvimos a lo largo del Mundial que nos permitieron seguir el
aspecto social y político de esta Copa. Esperemos que dentro de cuatro años nos
vaya mejor futbolísticamente a ambos países.
RA: Claro que sí y que las luchas sociales puedan
recuperar los espacios públicos, menos de excepción, de terror del Estado y más
de libertades democráticas. Estoy seguro que retomaremos las movilizaciones de
los movimientos sociales en Brasil, lo cual será muy positivo. Para mí fue un
placer dialogar con vos y tus oyentes y felicitaciones a los argentinos por el
subcampeonato.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del
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Fonte: Rebelion
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