Los comandos de infantería de élite del régimen terrorista están siendo eliminados en una batalla cara a cara las calles de Gaza |
Gilad Atzmon
24/07/2014
En su discurso a la nación, el primer ministro
Benjamin Netanyahu reconoció ayer que la guerra contra Gaza es una batalla por
la existencia del Estado judío. Netanyahu está en lo cierto. E Israel no puede
ganar esta batalla; ni siquiera puede definir lo que una victoria podría
suponer.
Sin duda, la batalla no es acerca de los túneles o las
operaciones subterráneas de los militantes. Los túneles son sólo las armas de
la resistencia en lugar de la propia resistencia.
Los militantes de Hamas y Gaza llevaron a Israel a una
zona de batalla en la que nunca podría tener éxito y Hamas estableció las
condiciones, eligió el terreno y escribió los términos exigidos para concluir
este ciclo de violencia.
Durante diez días Netanyahu hizo todo lo posible para
evitar una operación terrestre. Se enfrentaba a la realidad de que Israel
carece de una respuesta militar a la resistencia palestina. Netanyahu sabía que
una derrota en el terreno erradicaría lo poco que queda del poder de disuasión
del ejército israelí.
Cinco días antes Israel, al menos a los ojos de sus
partidarios, controlaba el terreno. Sus ciudadanos se vieron sometidos a una
incesante oleada de cohetes, sin embargo dio muestras de reserva relativa
matando a civiles palestinos sólo desde lejos, algo que sirvió para transmitir
una fantasiosa imagen de fuerza. Pero eso ha cambiado rápidamente desde que
Israel lanzó su operación terrestre.
Israel está ahora, una vez más, involucrado en
colosales crímenes de guerra contra una población civil y lo peor, al menos
estratégicamente, sus comandos de infantería de élite están siendo eliminados
en una batalla cara a cara las calles de Gaza.
A pesar de una clara superioridad tecnológica israelí
y de su potencia de fuego, los militantes palestinos están ganando la batalla
en el terreno e incluso han logrado pasar la batalla a territorio israelí.
Además, la lluvia de cohetes sobre Tel Aviv no parece detenerse [y la famosa
cúpula de hierro sigue sin funcionar].
La derrota del ejército israelí en Gaza deja al Estado
judío sin esperanza. La moraleja es simple. Si usted insiste en vivir en la
tierra de otra persona, el poder militar es un ingrediente esencial para
disuadir a los desposeídos de actuar para reclamar sus derechos.
El número de víctimas del ejército israelí y el número
de cadáveres de soldados de élite israelíes que regresan a casa en ataúdes
envían un mensaje claro a los israelíes y a los palestinos.
La superioridad militar de Israel pertenece al pasado.
No hay futuro para el Estado sólo para judíos en Palestina; tendrán que probar
en otro sitio.
Fonte: Diario.Octubre. Traducido del inglés para Rebelión por J. M. Revisado por La Haine.
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