Quantas vezes em tua vida tivestes uma oportunidade para contemplar na primera pessoa o desenvolvimento da historia, para participar ativamente na construção de uma sociedade melhor, para caminhar junto a milhares de pessoas que pensam que a democracia real é uma realidade e não uma utopia?
Arun Gupta*
Lo que está sucediendo en Wall Street es verdaderamente extraordinario. Durante 10 días, en el santuario de la gran catedral del capitalismo global, los desposeídos han liberado el territorio de los soberanos financieros y su armada policial.
Ellos han creado una oportunidad única para cambiar el curso de la historia siguiendo la tradición de otras ocupaciones pacíficas, desde las huelgas de los años 30, las sentadas de los 60 hasta los levantamientos democráticos a lo largo del mundo árabe y la Europa de hoy.
Mientras que la ocupación de Wall Street está creciendo, necesita un compromiso total de todos aquellos que animaban a los egipcios de Tahrir y se solidarizaron con los griegos y españoles. Este es un movimiento para cualquiera que no tenga trabajo, casa, seguro sanitario o simplemente piense que no hay un futuro.
Nuestro sistema está roto a cualquier nivel. Más de 25 millones de americanos están desempleados, más de 50 millones viven sin seguro médico y, probablemente unos 100 millones de americanos están rozando los límites de pobreza. Sin embargo, los peces gordos siguen obteniendo exenciones de impuestos y recogiendo miles de millones mientras que los políticos aprietan los tornillos de la austeridad en todos nosotros.
En algún momento el número de gente ocupando Wall Street – ya sean cinco, diez o cincuenta mil – obligará a los poderes fácticos a realizar concesiones. Nadie puede decir cuánta gente va a unirse o cuáles serán los cambios, pero hay un gran potencial para eludir un proceso político corrupto y comenzar a proponer una sociedad basada en las necesidades humanas y no en los beneficios de los hedge funds.
Después de todo, ¿Quién habría imaginado hace un año que los egipcios y tunecinos harían caer a sus respectivos dictadores?
En Liberty Park, el centro neurálgico de la ocupación, más de un millar de personas se reúnen todos los días para debatir, discutir y organizar qué medidas tomar ante un sistema fallido que ha permitido que los 400 americanos más ricos hayan amasado más fortuna que los 180 millones de americanos restantes.
Es asombroso que este festival autogestionado de la democracia haya brotado en el césped de los más poderosos del universo, los hombres para quien danzan los partidos políticos y los medios de comunicación. El departamento de policía de Nueva York, que ha desplegado cientos de oficiales para rodear e intimidar a los protestantes, es capaz de arrestar a todos y limpiar Liberty Plaza en unos minutos. Pero no lo han hecho, cosa que también es increíble.
Eso es porque atacar a gente pacífica en una plaza pública demandando democracia real – económica y política – recordaría al mundo la primavera árabe, cuando los frágiles autócratas arremetieron contra su gente, que pedía justicia, antes de ser barridos del poder. La violencia de estado ya ha fracasado. Después del ataque policial producido el pasado sábado a la multitud, la muchedumbre no ha hecho más que crecer, al mismo tiempo que los intereses de los medios.
La ocupación de Wall Street ha tenido éxito ya sea por revelar la quiebra de los poderes dominantes – las fuerzas económicas, políticas, las fuerzas de seguridad y los medios de comunicación. Ellos no tienen nada positivo que ofrecer a la humanidad, nunca lo hicieron para los países del sur, pero ahora su búsqueda de ganancias sin límite significa profundizar en la miseria con miles de recortes y políticas de austeridad...
Para acessar a carta na íntegra, clicar Kaos en la Red
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