Titulo original: ¿Has oído hablar sobre el Femenicidio en Brasil?
Por Suyan Castelo Branco
Explicado el 27/05/2014
En las 3 últimas décadas ha habido progresos
significativos en lo que respecta a la vida y desarrollo de muchas mujeres y
niñas en el mundo. Tanto en el ámbito de lo público como en el de lo privado,
la fuerte y constante lucha de importantes movimientos en defensa de las
mujeres, grandes demandas han entrado en la Agenda Política Mundial. Sin
embargo, esta lucha tiene todavía que recorrer un largo camino para alcanzar
una verdadera igualdad de género y el fin de la violencia contra las mujeres y
las niñas. Hoy por hoy, todavía son muchos e importantes, los obstáculos que
obstruyen el pleno ejercicio de la ciudadanía de muchas mujeres de este
planeta. Uno de estos grandes obstáculos es sin lugar a dudas, el pleno
ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, la violencia machista y
especialmente, el feminicidio. Brasil, un país cuya población supera ni más ni
menos que los 200 millones de habitantes, siendo más de la mitad mujeres, sufre
también de esta dolencia social. ¿Cuáles
son las claves sobre el feminicidio en Brasil? A continuación, algunas
pinceladas.
El Feminicidio en Brasil: los datos
oficiales, la punta del iceberg
En Brasil, la violencia contra la mujer presenta datos
alarmantes y raíces culturales. La génesis de la violencia contra la mujer está
en el machismo, en la manera como la mujer es vista por la sociedad, en la
limitación de sus espacios, comportamientos y sexualidad.
De acuerdo al mapa sobre violencia de género
actualizado en 2012, en Brasil cada 2 horas una mujer es asesinada por su
pareja, un familiar o una persona de su círculo cercano. De acuerdo a este
mismo informe, entre 2000 y 2010, 43.654 mujeres fueron asesinadas en Brasil,
víctimas de homicidios motivados por violencia de género. En línea con estas
cifras, la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó un informe similar en
base a datos comprendidos entre 2006 y 2010 que registraba una tasa brasileña
de 4,6 asesinatos de violencia de género cada 100.000 mujeres para 2010 (es
decir que ese año se dieron 4.465 casos). De esta manera sería la séptima más
alta en una lista de 84 países citados por el informe.
Este mismo mapa señala que tras la puesta en marcha en
2006 de una ley contra la violencia doméstica en el país conocida como “Ley
Maria da Penha”, la tasa de asesinatos de mujeres en Brasil bajó sensiblemente
(a 3,9 cada 100.000).
Sin embargo, datos más recientes del Instituto de
Investigación Económica Aplicada (IPEA) de Brasil señalan que estas cifras han
vuelto a subir, estimándose hoy por hoy
una tasa anual de feminicidio de 5.82 mujeres asesinadas por cada 100
mil brasileñas. Del total de muertes, el 61% fueron de mujeres
afro-descendientes, las principales víctimas de este tipo de violencia en casi
todas las zonas del país (excepto en la región Sur). Siendo las mujeres jóvenes
las principales víctimas: el 31% se situaba entre los 20 y 29 años y el 23%
entre 30-39 años.
Mortalidade de mulheres por agressões.
(Taxa de mortalidade, por 100 mil mulheres, antes e após a vigência da Lei Maria da Penha
Fuente: Estudo ‘Violência
contra a mulher:
feminicídios no Brasil’ IPEA 2013
De acuerdo a este mismo instituto y a varios expertos
consultados, los datos oficiales no dimensionan gravedad de feminicidio en
Brasil. Un estudio publicado este mismo año 2014 por la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer (MESECVI), también conocida como Belém do Pará, destaca que “la falta de cifras sobre violencia de
género no ha permitido medir el impacto de las políticas públicas implementadas
desde la entrada en vigor de la Convención en 1994”.
Las cifras de las encuestas de los registros de salud
y de los distintos órganos de administración de justicia siguen siendo
limitados y aún imposibles de contabilizar como cifras nacionales, más aun como
cifras regionales, por lo que la violencia de género sigue siendo un fenómeno
subregistrado.
Ley Maria da Penha: una ley insuficiente
Maria da Penha Fernandes fue una conocida víctima de
violencia de género que en 1983 sufrió un ataque por parte de su marido que le
provocó paraplejía. Éste le disparó mientras dormía, y no contento con ello,
dos semanas después de salir del hospital, intentó electrocutarla. Después de
un largo proceso y muchísima lucha a sus espaldas, Maria consiguió que en 2002
el su ex-marido fue condenado.
En un primer momento, Brasil no tomó las medidas
adecuadas frente al crimen cometido por el agresor de Maria, y dado que la
violencia de género es una violación de los Derechos Humanos, en 1988 Penha y
otras organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres, denunciaron a
Brasil ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por no tomar medidas
efectivas contra este tipo de crimen. La Comisión responsabilizó a Brasil y
exhortó al Estado brasileño a adoptar medidas inmediatas que garantizasen un
efectivo la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres, así
como la persecución de las personas que llevasen a cabo este tipo de violencia.
No fue hasta 2006 que se promulgó la ley Nº 11.340, más
conocida como Ley Maria da Penha. Ésta establece sanciones penales por actos de
violencia doméstica y familiar contra las mujeres y las niñas, y promueve
programas de rehabilitación para los agresores, cuerpos policiales y tribunales
especializados. En 2012, la Presidenta Dilma ratificó el compromiso de la plena
implementación de dicha ley.
Sin embargo, tal y como ya se ha avanzado en anterior
apartado, recientes estudios han mostrado que esta ley no ha tenido el impacto
esperado sobre la mortalidad de las mujeres fruto de violencia de género. De
acuerdo a las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres y a
diferentes expertos brasileños, la ley por sí sola no es suficiente. No existe
una verdadera red de apoyo institucional para las mujeres víctimas de este tipo
de violencia, faltan policías especializadas, y sobre todo, una mejor
preparación del los profesionales de la sanidad a la hora de reconocer la
violencia de género en sus pacientes. Todo ello evidencia la necesidad de
reforzar las acciones previstas en esta ley, así como la adopción de otras
medidas orientadas a hacer frente a la violencia de género en el país, y a la
efectiva protección de las víctimas y la reducción de las desigualdades de
género en el país.
Brasil, una sociedad machista
Imagen: Latuff Cartoons / Pelo fim da violência contra a mulher
En el último mes de marzo de 2014 el IPEA publicó los
resultados de una investigación sobre la tolerancia social a la violencia
contra la mujer. Estos resultados pusieron de manifiesto algunos datos
alarmante. Por un lado, gran parte de las personas encuestadas dijeron estar de
acuerdo con la necesidad de perseguir judicialmente a los perpetradores de este
tipo de violencia. Sin embargo, en otras preguntas más relacionadas con la
libertad de la mujer a la hora de vestir y la violencia de género, casi el 60%
de los/as encuestados/as se mostró de acuerdo o parcialmente de acuerdo con
frases como: “las mujeres que usan ropas que muestran el cuerpo, merecen seratacadas”. Este mismo estudio revela también que el 55% de la población
preguntada, “cree que existen mujeres que están hechas para el matrimonio y
mujeres que están hechas solo para el sexo” y que “la culpa de los altos
índices de violencia sexual -cerca del 60% de la población femenina ha sufrido
un episodio de acoso sexual alguna vez en su vida-, recae en las mujeres que,
insubordinadas, no se comportan como deberían hacerlo”.
Estos datos revelan así, que la población brasileña
posee todavía una percepción de la familia muy tradicional y conservadora,
donde el hombre es la cabeza de la familia y la mujer se debe hacer respetar y
comportarse conforme al papel establecido en el modelo patriarcal. Se comprueba
así que las transformaciones sociales de los últimos años no han impedido que
el sistema patriarcal y machista siga estando muy presente en la cultura
brasileña. Y mientras ello siga así, la violencia de género contra las mujeres,
no cesará.
Sin lugar a dudas, todavía queda mucho camino por recorrer.
Fonte: UnitedExplanations
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