21/11/2014
El marxismo japonés es prácticamente ignorado en el
mundo francófono. Sin embargo, Marx es debatido intensamente en Japón desde los
años 1920. Elena Louisa Lange, filósofa y especialista en el marxismo japonés,
nos introduce los hitos de la recepción japonesa de la teoría marxista: sobre
la naturaleza del capitalismo japonés, la reelaboración de nociones a partir
del “marxismo occidental” (reificación, alienación, etc.) y alrededor de la
interpretación de El capital, destacando los riesgos de una teoría estrechamente
economicista y la riqueza de las nuevas lecturas de Marx.
Entrevista realizada por Vincent Chanson y Frédéric
Monferrand para Période.
El marxismo japonés es poco conocido en el ámbito
francófono. Exceptuando algunos estudios como el de Jacques Bidet, Kozo Uno et
son école. Une théorie pure du capitalisme, aparecido en el Dictionnaire Marx
Contemporain, o el número especial de la revista Actuel Marx (Le marxisme au
Japon, nº2, 1987) y otros pocos textos, esta tradición está ausente en los debates
contemporáneos del marxismo francés. Podría introducirnos brevemente las
principales corrientes y las figuras más destacadas de esta tradición?
Hablando en general, es difícil encontrar en el Japón
de posguerra un intelectual que de algún modo u otro no haya “coqueteado” con
el marxismo. La reelaboración de la tradición marxista en Japón fue tan
influyente después de la Primera Guerra Mundial que incluso los intelectuales
conservadores sabían que tenían que nombrar a Marx para ser tomados en serio en
los debates públicos. No hace falta decir que las teorías marxistas sufrieron
no poca resistencia y represión: en las primeras fases de la recepción de Marx
en Japón, en la era Meiji (1862-1912), en la era Taishō (1912-1926) y,
sobretodo, en la primera parte de la era Shōwa (1926-1945). Cuando al inicio de
la era Meiji, el periodo de “occidentalización”, se llevó a cabo la masiva y
concentrada recepción de la filosofía occidental -consistente básicamente en un
enorme proyecto de traducción para el cual el gobierno imperial creó un
ministerio especial-, se introdujeron, naturalmente, lo que se ha dado en
llamar la “filosofía burguesa”. Es decir, el idealismo alemán, el racionalismo
británico y el empirismo y vitalismo francés (Bergson). Ciertamente, el Manifiesto
del Partido Comunista fue traducido al japonés en 1904 por un activista
político, Kōtoku Shūsui. Pero en general, el temprano movimiento socialista fue
constantemente perseguido durante la era Meiji. No fue hasta los años 1920 que
aparecieron publicaciones marxistas, notablemente el primer volumen de El
capital, que fue traducido en 1920 y al que siguieron los volúmenes II y III en
1924. Aunque, para poder ampliar este fenómeno en su conjunto, tuvo que llegar
la derrota de Japón frente al ejército norteamericano -que irónicamente, en un
primer momento, apoyó abiertamente el estudio de Marx en escuelas y
universidades. Pero Marx no era un tema exclusivamente académico. La fuerte
presencia del marxismo en los debates públicos influenció la sociedad japonesa
de posguerra. Estos debates, en forma de mesas redondas y publicaciones en
periódicos como Asashi Shinbun (probablemente comparable a Le Monde), formaron
durante mucho tiempo parte de la tradición intelectual japonesa. En general,
podríamos decir que esta fuerte y concentrada recepción de la elaborada
metodología marxiológica, especialmente en lo referente a la Crítica de la
Economía Política, después de la Primera Guerra Mundial, es comparable al vigor
de la recepción de Hegel e incluso Darwin a finales del siglo XIX.
En lo referente a las corrientes marxistas en Japón,
debe mencionarse el papel del Partido Comunista Japonés, de sus miembros, sus
disidentes y sus disputas, igual que el famoso debate sobre el capitalismo
japonés de los años 1930. De todos modos, no me extenderé en este punto dado
que Jacques Bidet ha presentado ya al público francés los aspectos principales
del debate. En lugar de ello, me gustaría destacar, aunque sea brevemente, las
corrientes “heterodoxas”. Las corrientes marxistas/marxianas más influyentes
destacaron en los estudios culturales, en literatura y en filosofía, juntamente
con la economía política marxista que fue la más académica. Se pueden encontrar
figuras destacadas de la corriente literaria, especialmente del movimiento de
literatura proletaria, desde Nakano Shigeharu (1902-1979) hasta Yoshimoto
Takaaki (1924-2012), quién fue el padre del famoso escritor Banana Yoshimoto y
figura popular del movimiento estudiantil de izquierdas en 1968.
Respecto al campo de la filosofía marxista, aunque es
muy difícil escoger uno o dos nombres, debe mencionarse a Hiromatsu Wataru
(1933-1994), el que seguramente sea el secreto mejor guardado del marxismo
japonés dado que ninguno de sus textos está disponible en lenguas occidentales.
Wataru estudió en profundidad la idea de reificación explorando el concepto en
todas las dimensiones epistemológicas imaginables. También Umemoto Katsumi
(1912-1974), filósofo marxista que tuvo como referencias principales las Tesis
sobre Feuerbach y La ideología alemana. Katsumi fue un autor importante en el
“debate sobre la subjetividad” en 1946-1948. Este debate abordó la cuestión del
individuo en el materialismo histórico, pero se convirtió en una discusión
limitada y muy influida por el trasfondo del existencialismo heideggeriano.
Hace falta recordar que a menudo el lenguaje en el que se desarrollaron los
debates sobre Marx estuvo fuertemente marcado por la jerga existencialista.
Sartre era sin duda una estrella en Japón, e incluso aquellos que eran críticos
con él utilizaban categorías como el “ser” y la “nada”.
En el plano del marxismo cultural (cultural marxism),
debe mencionarse Tosaka Jun (1900-1945). Tosaka es un autor demasiado
importante para ser tratado solo superficialmente, perdonen la brevedad. Fue
estudiante del filósofo conservador, el idealista Nishida Kitarō, pero se
convirtió en un crítico del idealismo y muy pronto adoptó el materialismo como
proyecto filosófico. Fundó en 1932 el “Grupo de Investigación en Materialismo”
(yuibutsu ron kenkyūkai) donde se discutían no solo cuestiones filosóficas sino
también problemas de actualidad como la irrupción del fascismo, el papel de los
medios de comunicación, la ideología… Por supuesto, Tosaka fue detenido y murió
en prisión el 1945. En mi opinión ha sido uno de los pocos autores que ha
tomado seriamente la Tesis 11 sobre Feuerbach y fue el único crítico
consecuente de la sociedad japonesa en un momento en el que era prácticamente
imposible sostener posiciones disidentes. Otro crítico “cultural” muy influyente
fue Maruyama Masao (1914-1996), quién sin embargo no era marxista pero su línea
de pensamiento, que incluye un enfoque psicoanalítico de la crítica de la
sociedad, recuerda ciertos planteamientos de la Escuela de Frankfurt a pesar de
no haberla conocido.
En lo referente a la Crítica de la Economía Política,
el abanico de la economía marxista se extiende desde las críticas al uso de la
pobreza y la acumulación del capital hasta los específicos debates de expertos
en la teoría marxista de la forma valor. No hace falta decir que Uno Kōzō
(1897-1977) fue un intelectual, en el sentido científico del término, con un
profundo conocimiento de la teoría económica de Marx. Uno Kōzō protagonizó
debates con muchos intelectuales de izquierda. Entre sus obras se cuentan
multitud de ensayos llevando por título “Respuesta a la crítica del profesor
X”, donde el “profesor X” muchas veces era un rival -como Kuruma Samezō
(1893-1932)- pero también sus propios estudiantes y colaboradores como, por
ejemplo, Furihata Setsuo (1930-2009). Actualmente, Uno Kōzō sigue
considerándose una referencia para muchos economistas críticos, y en algunas
ocasiones discutido críticamente. Ōtani Teinosuke (nacido en 1934), profesor
emérito de economía en la Universidad Hōsei de Tokyo, continúa en la actualidad
la crítica filológica iniciada por Kuruma Samenō, rival de Uno Kōzō,
impartiendo regularmente hasta el día de hoy seminarios sobre El capital y los
Grundrisse.
Tan pronto como en los años 1920, intelectuales como
Kazuo Fukumoto por ejemplo, introdujeron algunos aspectos de la teoría marxista
en Japón. En concreto algunos elementos relevantes de lo que se ha dado en
llamar el “marxismo occidental” como la alienación, la reificación, etc.
¿Consideras estás nociones como centrales en el debate japonés? ¿Qué
articulación puede existir entre el “marxismo occidental”, en sus formas más
hegelianas (Lukács, Korsch, Escuela de Frankfurt), y el marxismo japonés?
En su conjunto, el problema del fetichismo y el valor
juntamente con sus formas reificadas no ha sido tratado especialmente en el
marxismo japonés. Ciertamente, Historia y conciencia de clase de Lukács fue
parcialmente traducido en 1927. Pero no provocó un impacto considerable en la
recepción del problema de la reificación. Existen excepciones, tal como
nombramos anteriormente, Hiromatsu Wataru ha analizado abundantemente la noción
de reificación. Según Wataru, existe un corte radical entre el temprano
concepto “hegeliano” de alienación en los primeros trabajos de Marx y su noción
de reificación en los trabajos de madurez tal como se trata en el teorema del
Carácter fetichista de la mercancía del volumen I de El capital. Pero este
último fue interpretado de manera incompleta por Hiromatsu, porque la dimensión
intra-subjetiva no fue enteramente explorada. Juntamente con la noción de
“reificación” (Verdinglichung), problematizó con la noción de “objetivación”
(Versachlichung), más completa y profunda en el proceso de intercambio de
mercancías y sus efectos en el plano intersubjetivo. Hiromatsu Wataru fue no
obstante uno de los pocos en abordar claramente la cuestión del valor como
fetiche y las formas en las que las relaciones sociales se convierten en
relaciones entre cosas. Podemos constatar que, si bien esta problemática ha
sido abordado, se ha limitado a la filosofía marxista, sin entrar en el campo
de la economía teórica marxista. Pero incluso entre los filósofos, la
concepción materialista ha estado a menudo contaminada por un lenguaje
fenomenológico y existencialista, en ocasiones incluso idealista-fitchiano. Sin
embargo, estos desarrollos pueden cambiar gracias al nuevo interés suscitado
por la teoría del valor, que no puede en efecto eludir el problema del
fetichismo. Un estudio recientemente publicado por el joven investigador Sasaki
Ryūji, Marx’s Theory of Reifications. Thinking Material as the Critique of
Capitalism” (2011), supone un avance en la exploración de una discusión tanto
tiempo desatendida en Japón. Pero la discusión deberá recapitular la larga
tradición producida en occidente, por ejemplo, por parte de la Escuela de
Frankfurt. Benjamin, Adorno, Horkheimer y Marcuse no han sido tomados en serio
como teóricos marxistas del problema del fetichismo. En Japón, sus textos
fueron leídos a lo sumo como hermenéutica cultural (Benjamin) o sociología
(Adorno, Marcuse). La recepción de la Escuela de Frankfurt y el impacto de su
crítica no podemos decir que haya sido abrumadora. Por ejemplo, la idea de
“abstracción real” de Alfred Sohn-Rethel, central en los enfoques recientes
sobre la teoría de la forma valor, hasta donde yo conozco, no ha sido discutida
en Japón. En este aspecto, se puede escribir una nueva página en la tradición
marxista si se potencia la teorización por esa vía fecunda. Es extraño que haya
tan pocos intelectuales japoneses que se puedan definir como “marxistas
hegelianos” cuando Hegel ha sido un autor principal en los departamentos de
filosofía desde el siglo XIX. Los filósofos Mita Sekisuke (1906-1975) y
Funayama Shin’ichi (1907-1994) y su propuesta de “materialismo antropológico”
representan la excepción. Por regla general, los economistas marxistas
japoneses han evitado teorizar la reificación. Es interesante observar que en
este contexto Mita Sekisuke fue también un crítico radical de Uno Kōzō.
Uno Kōzō es uno de los de los autores más conocidos
del marxismo japonés en Francia. ¿Nos podría presentar sintéticamente su
trabajo teórico? Una de las especificidades de la Escuela de Uno es la
elaboración de la “teoría pura” del capital. Ese objetivo “trascendental” parece
algo contraintuitivo y especulativo. ¿Qué elementos epistemológicos podemos
destacar?
La idea del desarrollo de una “teoría pura” es
elaborada por Uno Kōzō en su trabajo seminal, Keizai genron (1950-2/ 1964). Es
más simple de lo que parece: para entender la estructura de la “sociedad
mercantil”, es necesario distanciarse de las investigaciones empíricas e
históricas con tal de formar una teoría que pueda ser válida más allá de su
aplicación a la sociedad capitalista. El objetivo de Uno Kōzō era entender el
capitalismo, pero inspeccionando la sociedad burguesa podemos entender las
sociedades pre- y post- burguesas. Para construir una teoría del capitalismo
que fuera útil, Uno Kōzō estaba dispuesto a dejar a un lado los datos
históricos, tablas, estadísticas, encuestas… En mi opinión, la diferencia más
sorprendente entre Keizai genron y El capital de Marx, a parte del método sobre
el que volveré más tarde, es que El capital es primero y principalmente una
CRÍTICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA. En cambio Uno Kōzō no escribió una Crítica de
la Economía Política sino que tomó de Marx su crítica de Smith, Ricardo, Say,
Quesnay, etc. y las consideró como presupuestos establecidos. Es así como Uno
Kōzō consiguió reescribir los tres volúmenes de El capital en un delgado libro
de 227 páginas (al menos la edición de 1964), un logro remarcable.
Pero también intervino notablemente en la arquitectura
de El capital. La mercancía, el dinero y el capital, que componen las tres
primeras secciones de su Keizai genron, son consideradas como “formas de la
circulación”. Por lo tanto, la doctrina de la circulación (ryūtsūron) se sitúa
al inicio de su investigación. No hace falta señalar que Marx empieza con El
proceso de producción del capital, donde analiza la mercancía y el dinero, pareciendo
estos elementos puros medios de circulación. El propósito de Marx era mostrar
aquello que no era evidente: que el dinero es una relación social fundada en la
organización del trabajo (humano abstracto) en las sociedades capitalistas. Por
el contrario, Uno Kōzō tiene una idea más bien “funcional” del dinero, dinero
como medio de circulación. Con todo, debe señalarse que su análisis de la
mercancía, el dinero y el capital abstrayéndose del proceso de trabajo es
peculiar.
En mi opinión, lo menos interesante, aunque
probablemente sea el aporte más conocido de Uno Kōzō es su enfoque en tres
niveles (sandankairon) de la economía política: donde el primer nivel es la
teoría pura; el segundo nivel se refiere al análisis de las fases del
capitalismo (capital mercantil, industrial y financiero); y el tercero explora
los acontecimientos políticos actuales y “reales”. No creo que este enfoque sea
significativo en la obra de Uno Kōzō porqué no desarrolló los niveles segundo y
tercero, aunque propuso una conceptualización metódica. Abandonó, a mi parecer
sabiamente, la teoría de las fases característica del marxismo tradicional de
Lenin o Luxemburgo y no siguió cierta moda de los años 50 hacia la
conceptualización del capitalismo japonés. En cambio, concentró plenamente sus
esfuerzos en entender la socialización capitalista (capitalist sociation) en el
único marco de la “teoría pura” y redujo la esencia de la economía política a
tres leyes fundamentales: la ley del valor, la ley de la población y la ley del
equilibrio de la tasa de ganancia. No se dejó seducir por cuestiones tales como
el fetichismo, la abstracción real, las “formas objetivadas del pensamiento” y
otros elementos que fascinan la reciente marxología (incluida yo misma). Siguió
la línea del rígido economista y exploró el capitalismo como un proceso donde
las cosas suceden por alguna razón. No le interesaba encontrar porqué en las
sociedades capitalistas “todo sucede como debe suceder y, por tanto,
inapropiadamente” (alles mit rechten Dingen zugeht und doch nicht mit rechten
Dingen (Adorno)).
En tu opinión, ¿qué limites tiene el
enfoque de Uno Kōzō? La lectura de Marx a partir de la Teoría de la forma valor
te parece una alternativa posible, metodológica, crítica y política, al aporte
de Uno Kōzō?
Yo diría que los límites del enfoque de Uno Kōzō
surgen precisamente al descartar los elementos “impuros” del capitalismo como
formación histórica. Esto no concierne únicamente a la “acumulación
originaria”. De hecho, Uno Kōzō dedica mucho espacio a la acumulación
originaria. Pero el problema de la autonomización de la ley del valor, de la
forma valor como fetiche históricamente determinado, y la complejidad de la
abstracción real. En otras palabras, lo que falta en el enfoque de Uno Kōzō es
la discusión detallada de la dimensión cualitativa del valor. La ley del valor
no puede ser explicada exclusivamente en base a datos económicos. Fallaría el
tiro si así fuera. La tarea de la economía política debe ser explicar porqué el
trabajo en el capitalismo necesariamente adopta la forma de valor. En mi
opinión, estas son las reflexiones indispensables para entender la sociedad
capitalista. Analizar el modo de producción capitalista no puede ni debe
hacerse de manera “pura”.
Por ejemplo, en mi proyecto de investigación, entre
otras cosas, intento ver la relación entre la visión de Uno Kōzō sobre el
dinero y el valor -una teoría del valor ni monetaria ni premonetaria, sino una
teoría “funcional-relacional”- y su falta de interés por el problema del
fetichismo y la reificación. El rechazo de la teoría laboral del valor -o más
bien, su incomprensión- por parte del marxismo japonés es en este aspecto
revelador. Uno Kōzō le reprocha a Marx haber desarrollado la teoría del valor
dentro de “la esfera de la circulación” -en el capítulo sobre La mercancía en
el volúmen I de El capital- en lugar de hacerlo en la esfera de la producción.
Esta incomprensión de la obra de Marx, en mi opinión, es la responsable de la
perpetua y creciente sospecha contra el teorema fundamental de Marx (el
carácter fetichista de la mercancía), llegando al peculiar caso japonés donde
incluso los economistas marxistas rechazan la teoría del valor por un supuesto
“substancialismo”, ignorando completamente su ímpetu crítico. No es entonces
casual la popularización de la teoría de la utilidad marginal y, con ella, la
investigación económica puramente cuantitativa y su consecuente abandono de la
crítica de la forma que adopta el trabajo. Este es el caso, por ejemplo, del
economista ex-marxista Michio Morishima y su “Teoría del crecimiento
económico”. Los salarios son de nuevo abordados como equivalentes de una cierta
cantidad de trabajo, lo que provoca que, como mucho, se centre el interés en
los aumentos salariales sin discutir el sistema salarial como tal, en su
conjunto. Naturalmente, este es un fenómeno que se ha producido en
prácticamente todos los países tardíamente industrializados.
Afortunadamente, las “nuevas lecturas” de la teoría
del valor han ayudado a reintroducir la relación teórica entre valor, dinero,
capital y trabajo. A menudo van más allá de Marx, lo que considero necesario y
bienvenido. Al mismo tiempo, tengo la sensación que en ocasiones se reduce el
ímpetu crítico de Marx perdiendo de vista la lucha política y cotidiana
concreta. Tan importante es ir más allá de Marx como guardar en mente el
intrínseco maximalismo de su proyecto: abolir el modo de producción capitalista
y sus “formas de pensamiento objetivadas”. Empiecen en su lugar de trabajo.
* Elena Louisa Lange es investigadora asociada de la
Universidad de Zurich, filósofa y especialista del Japón. Ha publicado “Failed abstraction – The Problem of Uno
Kozo Reading of Marx’s Theory of the Value Form” en Historical Materialism,
22.1.
Entrevista realizada por Vincent Chanson y Frédéric
Monferrand
Fuente: PériodeTraducción de Ivan Gordillo para Marxismo Crítico.
Agradecemos a los amigos de la Revue Période su permiso para traducir y publicar esta entrevista.
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